LA LIGA DE LAS MIL CARAS

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La liga sigue admitiendo nuevos cambios en el guión y el Barcelona alcanzó el liderato tras aprovechar la derrota del Real Madrid en San Mamés. Venció a un Rayo Vallecano osado en la mañana del Camp Nou y disfrutó ante su público, en la mejor entrada de la temporada (6-1). El Barcelona no desperdicio la oportunidad que le brindó el Madrid, algo que sí ocurrió frente a la Real Sociedad y el Málaga. Con su victoria ante el equipo de Paco Jémez, el Barça es el equipo más goleador y el que menos tantos ha encajado de la Liga. Para redondear la mañana, Messi alcanzó con su hat-trick a Cristiano en la tabla de goleadores, en un combate que parece anticipar la lucha mediática por el Balón de Oro. El buen momento del tridente blaugrana se contrapone a la depresión que sufren los delanteros del Real Madrid. A la sintonía entre Messi y Neymar se ha sumado el despertar goleador de Luis Suárez y, por el contrario, los delanteros del Madrid marcan y rematan cada vez menos. Cristiano completó en San Mamés su cuarto encuentro de la temporada sin disparar a puerta (los mismos que había firmado en sus anteriores campañas con el conjunto blanco), Benzema se apagó ante el empuje de los vascos y Bale lleva ocho partidos consecutivos sin marcar.

El Atlético y el Valencia empataron en el Calderón (1-1), en un partido que se movió por un terreno en el que ambos equipos se sienten cómodos: el de la batalla y la disputa. Los equipos que dirigen Simeone y Nuno aceptan el juego físico con una sonrisa y se midieron en un intercambio de golpes que tuvo más fogosidad que brillo. Koke marcó en su regreso al equipo y Mustafi le dio el empate al Valencia en el segundo tiempo. El duelo entre las segundas espadas de la liga se resolvió con un empate en un partido intenso, más acorde al gusto de los entrenadores que de los aficionados. Destacó más la coraza de Otamendi o Godín que el fútbol de ataque de los valencianos y colchoneros.

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En un momento en el que parecen inalcanzables las ligas de 100 puntos (el Barcelona y el Madrid pierden más puntos a lo largo de la temporada que los equipos de Guardiola o Mourinho), cobran más importancia los teóricos candidatos a la tercera plaza, el Atlético o el Valencia, que están a 6 y 7 puntos de la segunda posición. El Atlético basa su juego ofensivo en el talento de Arda Turan, Koke y Griezmann, y ante el club valenciano prescindió de Mandzukic en beneficio de Torres. El Valencia agita los partidos desde el carril izquierdo, el hábitat natural de Gayá y Piatti, y al remate esperan Negredo y Alcácer. Las plantillas del Turia y del Manzanares aspiran en secreto a colarse en la lucha por el título y pueden ser, a su vez, los jueces que decidan el campeón. El Villarreal de Marcelino también gana crédito en la competición, con el aval de su buen juego y el olfato de Vietto, Gerard Moreno o Giovani Dos Santos. Su aspiración es alcanzar la zona Champions y progresar en la Europa League, tras la eliminación copera ante el Barcelona.

El trofeo se decidirá en los últimos partidos y al mismo tiempo estará en juego cada jornada. Nadie representa esta afirmación como el Barça de las mil caras, el nuevo líder de la Liga BBVA. El equipo de Luis Enrique es capaz de asombrar en Manchester, de aburrir en Granada o de caer con estrépito en Anoeta. El viento sopla ahora a su favor, pero las inercias se invierten con demasiada facilidad. Es lógico que nadie se atreva a pronosticar nada en una competición que puede cambiar cada fin de semana.

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Jorge Rodríguez Gascón.

LA LIGA INESPERADA

Jornada 24.

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La pasada jornada el Barcelona afianzaba su progresión con una victoria redonda ante el Levante, el Real Madrid ganó pero no convenció ante el Deportivo y el Atlético se estrelló en su visita a Balaídos. Pero la liga es una competición vibrante, que depara sorpresas cada fin de semana. El guión de la jornada volvió a cambiar la situación en los primeros puestos: el Madrid restauró sus cuatro puntos de distancia con el Barcelona y el Atlético resolvió en el Calderón, en una noche en la que volvieron a brillar sus puntas.

Esta vez el Barcelona cayó contra pronóstico en su propio estadio, víctima de un equipo joven y atrevido como el Málaga, capaz de anular al plantel de Luis Enrique en el repliegue y de desquiciarlo con el balón en su poder. Juanmi aprovechó un error de bulto de Dani Alves para firmar el gol de la victoria en el minuto siete de partido. Y al Barcelona le faltaron recursos para abrir el cerrojo del Málaga, que le ha ganado el duelo al equipo culé en los dos choques de la temporada (consiguió empatar a cero en la Rosaleda y se llevó los tres puntos del Camp Nou). Sin el brillo de sus delanteros (ni Messi ni Suárez ni Neymar estuvieron a su nivel), el Barcelona se convirtió en un equipo previsible, que dejó ciertos síntomas de impotencia.[1] No aprovechó los costados, el único resquicio que dejaba la defensa rival, y ni siquiera llegó a asustar en los últimos minutos. Messi y Neymar acabaron en las redes del sistema defensivo malaguista, y se les vio sin la chispa de las últimas jornadas. Nadie destacó en un Barcelona que se pareció más al equipo impotente de Anoeta que al que llegó a encadenar once victorias consecutivas antes del choque de este fin de semana. La euforia que rondaba en el Camp Nou pudo jugarle una mala pasada al equipo culé, que volvía a tener a tiro el liderato. Tras la derrota, ve como el Real Madrid amplía su distancia y espera resarcirse en el decisivo duelo ante el City, que medirá sus aspiraciones europeas. Pero sería un error no apreciar los méritos del Málaga en su victoria en el Camp Nou. Fue un equipo solidario, que ejecutó las ayudas defensivas con acierto, supo asociarse cuando tuvo el balón y ganó siempre los rechaces. El técnico Javi García volvió a superar a Luis Enrique y supo explotar a su plantilla: dispone de jóvenes futbolistas con descaro (Juanmi, Castillejo, Samuel, Horta o Juanpi) que brillaron en un escenario exigente. El Barcelona ni siquiera agobió al rival en los minutos finales y el Málaga cuidó aquellos detalles que permiten ganar partidos.

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El Atlético de Madrid venció con solvencia al Almería (3-0) y recuperó sensaciones tras la derrota en Balaídos. Simeone planteó el partido para aprovechar la sintonía de sus delanteros, Griezmann y Mandzukic, que viven el mejor momento de la temporada y firmaron los goles atléticos. Y aunque el árbitro jugó un papel importante en el partido al señalar un penalti riguroso sobre Godín, el Atlético fue superior al conjunto que dirige Juan Ignacio Martínez. El penalti lo transformó Mandzukic, un delantero inteligente, que aporta muchas soluciones a su equipo: puede fijar a los centrales, rematar en boca de gol y asistir a sus compañeros. Y el croata se entiende a la perfección con Griezmann, probablemente el futbolista más en forma de la competición. El delantero francés marcó los otros dos goles de su equipo, en dos bonitas acciones ejecutadas con su zurda. En la primera de ellas, recibió un gran servicio de Mandzukic al espacio, aprovechó su velocidad y definió con sutileza. En el tercer tanto del Atlético, Griezmann resolvió un barullo en el área con un disparo cruzado. El Almería se topó con Moyá siempre que lo intentó y firmó demasiado pronto la derrota, tras un mal inicio de partido. Después de la victoria, Simeone prestó más atención a su lucha con el Valencia y el Sevilla por la tercera plaza que a la pugna por el liderato, en un juego al despiste que ya no convence a nadie. Y las noticias que recibió su equipo fueron buenas en ambos sentidos: consiguió acercarse al Barcelona en el segundo puesto y se afianzó en la tercera posición. El Valencia venció en Córdoba (2-1), con goles de André Gómes y Pablo Piatti, y el Sevilla perdió ante la Real Sociedad (4-3) en el partido más bonito de la jornada, que se jugó en la mañana del domingo. En San Sebastián se vio un duelo lleno de alternativas, que resolvió Xabi Prieto con un cabezazo en los minutos finales. La victoria de la Real Sociedad permite a Simeone mirar a la cabeza de la tabla, aunque sigue quedando demasiado para que el técnico reconozca que su equipo es un serio candidato a la liga. Para el resto, lo ha sido siempre.

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El Real Madrid cerró la jornada del domingo con una victoria sólida en Elche (2-0). El equipo de Ancelotti sigue recuperando la confianza tras la derrota en el Calderón y aprovechó el pinchazo del Barcelona para consolidar su liderato. El Elche despreció el balón y el Madrid cuajó un buen partido, en el que la media pudo circular el balón a su gusto y sus delanteros volvieron a estar inspirados. Cristiano se implicó más en el juego, generó media docena de ocasiones y acabó marcando el segundo gol del equipo en un poderoso remate de cabeza. Ya lleva 29 goles en Liga y ha igualado a Santillana al marcar 290 tantos con la camiseta del Madrid. Benzema se asoció con el portugués, volvió a firmar un gran partido y llegó a marcar dos goles, aunque su chilena fue anulada por fuera de juego. Ya en la segunda parte, Cristiano aceleró desde la banda y Benzema aprovechó un rechace para adelantar al Madrid. El gol del francés premió a un equipo insistente, que remató más que en los partidos del último mes. El Elche fue un rival estéril, que se dio por vencido cuando el equipo de Ancelotti abrió el marcador. El Madrid ha encontrado a dos rivales cómodos como el Schalke y el Elche para elevar su estado anímico, justo en el momento más delicado de la temporada. En el Martínez Valero creó muchas situaciones de peligro y el Elche no exigió a Casillas. El regreso de Pepe ha dotado al equipo de mayor seguridad y su mezcla con Varane cada día es más fiable. Carvajal y Marcelo profundizaron por los costados y Lucas Silva parece integrado en la media, que dominan Kroos e Isco. El alemán parece haberse repuesto de su bajón físico y sigue siendo un futbolista académico, que parece rayar la perfección en cada pase. Pero en el Madrid, la improvisación está a cargo de otro futbolista: Isco Alarcón. El malagueño tiene un don que se manifiesta en cada control, en cada regate. El balón parece disfrutar en sus botas e Isco hace disfrutar al resto. No es casualidad que una vez más el de Arroyo de la Miel fuese ovacionado en campo contrario, al abandonar el Estadio Martínez Valero. Los campos de Primera suelen apreciar que están ante algo especial y, sin duda, Isco es un futbolista diferente. Casillas sentenció al final del encuentro: “Isco es el próximo jugador más importante que pueda tener este país”.

Dicen que la política se construye con verdades que duran solo un día. En el fútbol las verdades pueden durar más de una semana, pero estas se ponen en cuestión cada partido. Nada nuevo, la liga es una competición larga, que premia al que tenga más regularidad en un carrusel de altibajos. Y cada jornada sigue siendo un laberinto de emociones: la suerte de los equipos puede cambiar en el momento más inesperado.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1: hoyenfutbol.com. Foto 2: Daily Mail. Foto 3: periodistadigital.com. 

[1] El árbitro le perdonó la expulsión a Neymar en un rabieta y no castigó las patadas en la espalda de Jordi Alba a Juanpi, cuando el Barcelona ya daba por perdido el partido.

EL MADRID LIDERA, EL BARCELONA CAE Y EL ATLÉTICO SE DESINFLA

REAL MADRID 3-0 ELCHE

REAL MADRID - ELCHE

El Real Madrid alcanzó el liderato en una jornada en la que fallaron sus competidores. El conjunto de Ancelotti venció 3-0 en un encuentro en el que se notó la ausencia de Modric. Se encomendó a su pegada y cumplió sin brillo. El Elche puso en dificultades a su rival al inicio, con un sobrio entramado defensivo, pero el gol de Illarramendi facilitó las cosas y el Madrid consiguió una victoria importante. El conjunto de Ancelotti ha ganado en seguridad defensiva desde que ha comenzado el año. El equipo es consciente de que si mantienen la portería a cero ganan los partidos incluso sin alcanzar su mejor versión. Sin Modric el Madrid se convierte en un equipo más aburrido.

El partido sirvió también para que Bale ampliara su cuenta goleadora con un potente zapatazo a la escuadra. El galés está siendo cuestionado en los últimos partidos: en el apartado físico todavía arrastra secuelas de sus lesiones y en el táctico en ocasiones parece desenganchado del equipo. Es probable que no haya asimilado todavía las claves del equipo madridista y parece que juegue para sí mismo. El idioma puede ser una dificultad en este aspecto y también hay que tener en cuenta que es un jugador que no ha completado una pretemporada y su mejor versión física aún está por ver. Isco, un jugador que ha desaparecido de las alineaciones, completó la goleada en un disparo desde la banda izquierda. El malagueño ha pasado de ser el futbolista por el que todos apostaban a ser prescindible en su equipo. Es un jugador diferente aunque sus misteriosos bajones físicos le han condenado al banquillo. La gran asignatura pendiente del entrenador blanco es encontrar un esquema en el que Isco sea importante, aunque para ello el malagueño debe poner más de su parte. No ha de conformarse con ser un revulsivo. Debe ser ambicioso y querer ser importante de inicio. Ahora parece un jugador resignado y sólo la constancia y la continuidad le darán el pasaporte a la titularidad.

El Elche, que está a cuatro puntos del descenso, mostró que es un equipo aguerrido y combativo. Pero su férreo planteamiento se vino abajo con el gol de Illarramendi. Aun así peleó por el empate con vehemencia, pero cuando más lo intentaba, el Madrid consiguió la sentencia.

El Real Madrid es un equipo cada vez más fiable. Ha sido muy constante y ha conseguido remontarle 9 puntos al Barcelona desde el clásico. Ha mejorado en facetas defensivas, conserva intacta su capacidad goleadora (pese a la ausencia de Cristiano) y decide los partidos con cierta facilidad. Sigue dando la impresión de jugar a medio gas, de no mostrar todas sus cartas. Le vale para ganar los partidos, pero es un riesgo que en Europa le puede costar caro. Aunque el Schalke sea en Champions algo similar a lo que es el Elche en la liga española.

REAL SOCIEDAD 3-1 FC BARCELONA

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El Barcelona perdió el liderato en Anoeta ante una Real Sociedad con ansias de venganza. La eliminatoria de Copa dejó secuelas y es cierto que los donostiarras merecieron más en dicho enfrentamiento. Pero la suerte, la efectividad blaugrana y alguna decisión arbitral discutible les condenó en el Camp Nou. En la vuelta el Barcelona anestesió las esperanzas de remontada con el dominio del balón.

El Barcelona llegaba al partido tras vencer en Manchester, en otro encuentro en el que el balón había sido su máximo aliado. Sin embargo, en Anoeta todo iba a ser diferente. El Barcelona dominó menos que nunca y cuando tuvo el balón fue de manera estéril. No le concedió la importancia que debía al encuentro y la Real le ganó el partido desde la actitud y el compromiso. El planteamiento del Tata fue erróneo porque ni Song ni Montoya estuvieron acertados. Además la ausencia de Xavi se notó durante todo el partido, la salida de Cesc al campo llegó tarde y se echó en falta la intensidad de Mascherano y los goles de Alexis. Pero el problema del Barcelona no fue el planteamiento o, al menos, no fue el único. El problema del Barcelona fue la actitud: pareció no ser consciente de que era un partido casi tan importante como el de Manchester. Le faltó intensidad y la Real le arrolló en ese apartado. Los donostiarras llegaron antes a las pelotas divididas y se llevaron todos los rechaces. Consiguieron que el Barcelona no estuviera cómodo en ningún momento del encuentro, y Griezmann y Vela volvieron a mostrar las vergüenzas de la zaga blaugrana. La pareja de zurdos desarmó al rival con velocidad y finura. En el Barça, no se vieron las virtudes de los últimos encuentros y se mostraron las carencias que se creían olvidadas.

Al Barcelona le faltó ritmo y velocidad en la circulación. Y como consecuencia apenas generaron ocasiones. De ello se aprovechó una Real entusiasta contagiada por su afición. Vela se marcó un partido impecable, fue una amenaza constante para el Barça: desbordó, provocó ocasiones y sirvió a Griezmann el segundo gol. La Real Sociedad fue a buscar al Barcelona, le presionó arriba e impidió su juego entre líneas. Y aprovechó su superioridad en el partido para ponerse por delante en un córner que remató Song en propia puerta, tras un centro del recién llegado Canales. El jugador cuajó un partido serio y muy completo ante un rival de entidad. El Barcelona, por su parte, consiguió el empate en una acción de Messi, que sigue inspirado de cara a puerta aunque pasó desapercibido durante el resto del encuentro. El argentino culminó con un zurdazo seco una inteligente dejada de Busquets.

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Pero la reacción del Barcelona fue un espejismo y cometió los mismos errores. Pareció esperar a encajar un nuevo gol para volver a reaccionar, pero el mediocampo siguió desaparecido y eso condenó la reacción al fracaso. No hubo transición y los medios no tuvieron peso, algo fundamental en el Barcelona.

La Real Sociedad siguió amenazando la portería de Valdés, que estuvo algo dubitativo en Anoeta. En su favor hay que decir que la fragilidad defensiva de su equipo no le ayudó. Vela tuvo el 2-1 antes del descanso y tras la reanudación cedió a Griezmann para que marcara a placer. El Barcelona se volvió a despistar en defensa y el gol llegó de un saque de puerta que peinó mal Bartra. El joven central estuvo algo desafortunado, al igual que un Piqué lento e impreciso en el despeje.

El Barcelona pareció firmar pronto su rendición y apenas inquietó la portería de Bravo. Solo un cabezazo de Song amenazó la portería del chileno. Y la Real Sociedad, que jugó a placer durante muchos minutos del segundo envite, aprovechó la indiferencia blaugrana para marcar el tercero, el gol que sentenció el encuentro. Griezmann centró y Zurutuza aprovechó la pasividad de la defensa para batir a Valdés.

A partir de ahí el Barcelona no hizo ni amago de remontada. Neymar no desbordó ni a su sombra, Iniesta (el más activo de los blaugranas) no marcó diferencias, Messi no volvió a comparecer tras el gol, Pedro estuvo impreciso, Cesc no cambió nada cuando salió al campo y Xavi ni se vistió. El entrenador del Barcelona asumió gran parte de la responsabilidad de la derrota blaugrana y lo cierto es que menospreció a un gran rival y le faltó capacidad de reacción cuando el partido se complicó. Eligió un mal día para hacer rotaciones teniendo en cuenta que el Barcelona no gana en Anoeta desde hace tiempo. Pero también hay que reconocer que a los jugadores del Barcelona les faltó orgullo y sacrificio. Se vieron superados por un equipo veloz y nadie confió en la remontada. Ni ellos ni su entrenador. La Real, por su parte, creyó en la victoria desde el calentamiento.

OSASUNA 3-0 ATLÉTICO DE MADRID

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El Atlético de Madrid cayó en El Sadar ante Osasuna por 3-0. Los rojiblancos acusaron el desgaste de Milán y cedieron ante el empuje de un equipo guerrero en su feudo. Cejudo adelantó a los navarros en una acción de estrategia. El Atlético de Madrid ha perdido esa confianza que le hacía ganar los partidos que se ponían cuesta arriba. Además el Cholo Simeone hizo rotaciones que no funcionaron. Osasuna es un equipo humilde y sacrificado, pero en su campo se comporta como un grande. Se alimenta de su público y mira de igual a igual a cualquiera. Armenteros hizo el segundo en un preciso disparo lejano y Roberto Torres completó la victoria con un remate de cabeza cruzado.

El conjunto del Cholo ha sufrido un bajón en el momento más importante de la temporada: Diego Costa parece más preocupado en pelearse con los defensas rivales que en marcar goles, Villa ha vuelto con poco ritmo de su lesión, Arda Turan desaparece con más frecuencia y los fuegos artificiales que prometía el regreso de Diego se han quedado en agua de borrajas. Las rotaciones no funcionan como antes y hasta el nivel de Courtois ha bajado en los últimos encuentros.

El Atlético tiene ahora la necesidad de ganar el derby del próximo sábado. Y las urgencias no suelen ser buenas en ningún lado y el fútbol no es una excepción. El Madrid parece más sólido que nunca mientras los rojiblancos se tambalean. Bien es cierto que en este tipo de partidos puede pasar cualquier cosa, no importa la dinámica en la que se llegue. De los citados Costa, Villa, Arda y Diego depende la reacción rojiblanca. Pero nadie duda de que el Madrid es el gran favorito.

Por Jorge Rodríguez Gascón.

BARCELONA Y MARTINO: UNA VICTORIA MUY LEJOS DEL CIELO

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El Barcelona venció en un partido sin brillo a una Real que mantiene opciones en la eliminatoria. El conjunto donostiarra luchó contra las adversidades, con diez jugadores y un gol de chiste encajado.

El panorama en el Camp Nou era bastante desolador, por alguna razón el aforo del estadio se ha visto reducido notablemente en las últimas fechas y eso parece afectarle al equipo.

El Barça llegaba al partido con la intención de dar un golpe de autoridad, hacer olvidar la derrota ante el Valencia y despejar las dudas que su juego lleva tiempo generando. No fue así, ni en cuanto al juego ni al golpe de autoridad, pero al menos esta vez ganó.

El partido empezó como se esperaba: el equipo catalán dominó la posesión y fue madurando el partido con paciencia. Sin embargo esa paciencia se tornó en lentitud muy pronto. Mientras tanto la Real esperaba agazapada, bien posicionada y lanzaba contras peligrosas. Cada pérdida del Barça era peligrosa, gracias a la velocidad de Vela y de Griezmann. La lentitud de la defensa culé ayudaba bastante y se puso de manifiesto pronto. El mejicano se zafó de Mascherano y se cedió a Griezmann. El francés no se lo pensó dos veces y lanzó un potente misil que requirió la estirada de Pinto. El Tata no prestó atención a la velocidad de los delanteros del equipo donostiarra y dejó a Bartra fuera de la convocatoria, un prometedor central al que el técnico argentino debería empezar a foguear en partidos importantes.

El Barça siguió teniendo el balón, aunque le faltaba profundidad. Xavi distribuía, Messi imponía respeto y Pedro y Alexis se abrían por los costados. Zubicarai, que pareció estar especialmente inspirado ante el argentino y desafortunado en todo lo demás, intervino en sendos disparos de Leo.

La Real seguía teniendo peligro en sus salidas y el Barça se partía con facilidad. Antes del descanso llegaron consecutivamente las dos jugadas que cambiaron el partido. En la primera Vela retó a Mascherano en la carrera, el mexicano salió como una flecha y el argentino tiró de veteranía para no perderle la pista. Le fue agarrando lo justo para desestabilizar el disparo del argentino. Pinto resolvió el mano a mano y Mascherano cometió un penalti claro, aunque se camufló en su experiencia y el árbitro interpretó que la acción era un simple forcejeo.

Acto seguido el Barça recuperó el balón y forzó un córner. Busquets recogió un rechace y la puso lejos del alcance de Zubicarai (1-0). El mediocentro catalán fue uno de los más destacados en el conjunto blaugrana. El Barça encontró premio en la jugada posterior al remate de Vela, que pudo cambiar el partido. Para agrandar la herida donostiarra, Íñigo Martínez resumió todo el pensamiento de la afición realista y mandó al árbitro a tomar viento fresco.

La expulsión dejaba al Barça con la oportunidad de dar un golpe encima de la mesa y de sentenciar la eliminatoria. Pero ni una ni otra. El conjunto del Tata siguió teniendo el balón pero la Real se cerraba cada vez con más acierto.

Messi estuvo muy activo durante el partido, buscó el gol hasta la extenuación pero anda algo desafortunado en la finalización. Sabe atraer muy bien a los rivales y generar superioridad para sus compañeros, pero no tiene la fortuna de su lado a la hora de buscar puerta. Parece autoexigirse en exceso y está entre enrabietado y melancólico. Antes marcaba goles casi sin querer y ahora los porteros parecen especialmente acertados en sus duelos con Leo. También el argentino tiene largos minutos de lagunas, en los que parece que el partido no vaya con él.

La Real encajó el segundo gol en una jugada de chiste, en la que los donostiarras acabaron marcando en su propio marco tras un disparo de Alexis. (2-0) El gol recordó al que hace poco se marcó Juanfran en el Ciudad de Valencia, en el duelo entre el Levante y el Barça.

El equipo que dirige Jagoba Arrasate aguantó el acoso del Barça. Los culés no conseguían abrir la defensa donostiarra y la grada se impacientó. Xavi quiere ser el timón pero no consigue llevar las posesiones a buen puerto, Alves parece metido en una guerra personal contra la grada del Camp Nou, Cesc ha perdido peso en los partidos, Alexis tiene gran facilidad para regatearse a sí mismo y Pedro y Messi no conectan todo lo que debieran.

Iniesta volvió a salir desde el banquillo y su suplencia empieza a ser preocupante. Preocupante incluso para Del Bosque. Cesc parece haberle ganado el puesto, en parte porque cuando es sustituido muestra su rabia. Iniesta, sin embargo, no se queja de nada y por eso parece que el técnico argentino puede tener más margen a la hora de condenarlo al banco. Pese a las decisiones que toma el Tata, algunas de ellas erróneas en mi opinión, he de decir que me parece un entrenador que habla bien de fútbol. Es sensato y sosegado en su interpretación y buen orador, aunque no siempre acierta en los cambios ni en los planteamientos tácticos.

Messi lo intentó por última vez con una preciosa volea que Zubikarai desvió a córner. El remate, plástico y al primer toque, sirvió para que el portero vasco enmendara su error del segundo gol y continuó aumentando la desesperación de Leo.

Así llegamos al final del encuentro, en un partido con pocos momentos de brillantez. El Barça está demasiado lento en la circulación, tiene muchas lagunas en el juego y tendrá que pelear en Anoeta para meterse en la final. El equipo se parte con excesiva facilidad y le falta profundidad. La directiva, aparte de chapucera y tal vez algo corrupta, no ha sido crítica ni previsora con su equipo. No ha emprendido una pequeña renovación en el club, ya que le parecía que traer a jugadores complementarios era menospreciar a la plantilla actual. Le falta un central, un mediocampista al menos y no le vendría mal un delantero centro de referencia como plan b, que fijase a los centrales y le diese a Messi más espacios y libertad. Además, echan de menos el desequilibrio de Neymar en banda.

El conjunto blaugrana vence pero no convence y ahora llega la parte más importante de la temporada, donde los títulos se disputan y los jugadores se exprimen. El Barça llega a esta fase con dudas en todos los frentes. Para la directiva, el caso Neymar ha supuesto un terremoto institucional y están por ver todas sus réplicas. Además, parece haber un principio de divorcio entre la afición y la plantilla, especialmente influido por el juego del equipo. Sin embargo, hay muchas razones para creer en este equipo, aunque una cosa saben todos ellos: su crédito no es eterno.

El Tata Martino dijo el otro día en rueda de prensa que en el Barça es normal convivir con la presión: que una victoria te lleva al cielo y una derrota al infierno. Mascherano, otro fantástico orador, hizo una metáfora muy similar y más acertada la temporada pasada. Dijo que el Barça cuando gana es Disney y cuando pierden La casa del terror. Tienen razón en que el fútbol es un juego en el que hay un marcador y, por tanto, es fundamental ganar. Es también cierto que el resultado es dictador y a veces emborrona aspectos del juego.

Sin embargo, el Tata se equivocaba en una cosa: el Barça ganó ante la Real y sigue muy lejos del cielo.

Por Jorge Rodríguez Gascón

EL ATLÉTICO, LÍDER CON AUTORIDAD

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El Atlético de Madrid se colocó líder en solitario en una jornada viva, llena de alternativas y de partidos disputados. Asestó un golpe de autoridad a sus rivales y se colocó líder en solitario, algo que no hacía desde hace 18 años.

A las siete de la tarde se vestía el Calderón de etiqueta y de luto para celebrar el liderato y rendir un emotivo homenaje a Luis Aragonés. La figura del sabio ha sido tan universal que no se asocia a un solo club, pero si a algún equipo ha de hacerlo, ese es el rojiblanco.

Pasado el minuto de silencio, con la visible emoción de la afición atlética, el balón echó a rodar. El Atlético de Madrid tiene la pegada de los grandes y el espíritu luchador de los equipos pequeños.

El partido de comienzo fue disputado. La Real posee gran destreza en el manejo de balón, un grupo unido y trabajador, un central de gran nivel como Íñigo Martinez y dos zurdos exquisitos como Carlos Vela y Antoine Griezmann. El mexicano es lo más parecido a Messi que hay en la liga, y el francés ostenta gol y finura.

Pero el Atleti es un equipo experimentado, que hace del partido a partido su consigna principal, y que madura las contiendas poco a poco. Son corredores de fondo que esperan a desgastar al rival para lanzar sus cambios de ritmo más feroces. Hasta entonces, luchan, bregan, porfían, pegan y hacen todo lo que sea necesario para alcanzar un resultado positivo. Juegan al límite de la legalidad, y a veces no tienen excesivos miramientos en rebasarlo.

Y así lo hicieron en una primera parte en la que las ocasiones llegaron con cuentagotas. Villa aprovechó una cabalgada de Diego Costa por la izquierda, para rematar el centro del brasileño a gol. El balón pasó por el túnel que dibujaron las piernas del meta realista, Claudio Bravo. El guaje, que posteriormente se lesionó, le dedicó el gol a su maestro recientemente fallecido: el sabio Luis Aragonés. La Real estuvo en el partido, apoyándose en sus dos estiletes zurdos. Peligrosos siempre, el férreo entramado atlético, anestesió sus llegadas.

Hubo partido hasta que salió Diego Ribas al campo. Regresaba de un exilio difícil en Alemania, donde los entrenadores se cansan de su juego creativo a las primeras de cambio. Harto de vagar por equipos alemanes, que normalmente se inician con una W(*), Diego ha vuelto al lugar donde mejor ha jugado al fútbol, donde realmente ha sido feliz. Antes de que Ribas tuviera contacto con el balón,

Diego Costa marcó el segundo gol aprovechando los espacios de una Real necesitada. Costa, una pantera con rostro y alma de boxeador, batió a Bravo con un preciso disparo al palo largo.

Tras el plástico remate de Miranda, el Atlético anotó el tercero. El resultado era engañoso, de acuerdo al buen nivel mostrado por la Real durante la primera partes pases de Xabi Prieto y la velocidad de los zurdos. Bien es cierto, que todas sus acometidas fueron atajadas con facilidad por uno de los mejores porteros del mundo: Thibaut Courtois.

Ahí empezó el festival de Diego. El regreso del hijo pródigo, el debut soñado. Recibió en el área con el defensa encima, con un amago sutil y una tranquilidad pasmosa lo dejó atrás para reventar la red con saña. Ese gol inauguró la fiesta y el Atlético se acordó de Aragonés, de su celebración del gol de Demetrio Albertini que suponía un empate en el Bernabeú, cuando los derbis con el vecino no se ganaban. Del penalti parado por el Mono Burgos a Figo con la cara; del último liderato en liga, hace 18 años. Se acordaron de que hace tiempo que el Atleti dejó de ser el pupas, para convertirse en uno de los mejores atléticos de la historia. Hace tiempo que el conjunto de Simeone se sacudió ese bloqueo mental que le llevó a las catacumbas del fútbol. Ahora la gente celebra que el equipo es líder, que es un grupo completo y aguerrido, con más recursos que nunca.

Y más ahora, con la incorporación de Diego. El brasileño promete volver a formar con Arda Turan una sociedad de muchos quilates. El talento está de vuelta en el Calderón.

Por Jorge Rodríguez Gascón