KEYLOR NAVAS Y EL OFICIO DEL PORTERO

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La del portero es una posición especial en el fútbol. Es una tarea solitaria e ingrata, que exige un temperamento diferente. A nadie se le señala tanto en el error como a un portero, que trata de cubrir una superficie que mide 2,44 metros de alto y 7, 32 de ancho. Su influencia en el juego se reduce a solucionar un problema que ya ha originado el rival. El portero argentino Amadeo Carrizo lo resumió con ingenio: “Pude salvar pelotas de gol porque jamás confíe en el defensor infalible”. Además, el hecho de que un portero haga un gran partido no suele ser una buena noticia para el equipo. Demuestra que sus compañeros no han sido capaces de controlar el juego y que han unido su suerte a las paradas del guardameta.

Algunos de los mejores relatos deportivos analizan la figura del portero [1]. Describen a un tipo peculiar que ve el fútbol desde la distancia; ayuda con sus paradas y ordena el equipo a gritos, con el temor de quien ha de estar siempre preparado. En el momento más imprevisto, debe responder por sus compañeros y evitar el canto más feliz del fútbol: el gol. Hasta en eso el portero nada a contracorriente: puede celebrar una parada o un tanto de su equipo, pero rara vez tendrá la oportunidad de festejar un gol propio.

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Es difícil encontrar a un guardameta que haya confiado tanto en sí mismo como Keylor Navas o una portería más compleja que la del Bernabéu. La salida de Mourinho fomentó la división de la grada en torno a Casillas, el último gran mito del madridismo. Cansado de acumular críticas, decidió fichar por el Oporto. Casillas había perdido ese don que se manifestaba en las grandes ocasiones; una especie de embrujo que le permitía parar balones imposibles. Ahora, es Keylor Navas el que posee esa cualidad, una virtud que rara vez se encuentra y que, por lo general, se agota.

Para que Keylor pudiera disfrutar de su posición ha tenido que sufrir más de lo esperado. Tanto en el Levante como en el Madrid vivió sus primeros años en el banquillo, a la sombra de Munúa y Casillas. Explotó en el club granota y levantó el título de mejor portero de la liga en 2014. La salida de Casillas le brindaba la oportunidad de ser el guardameta titular esta temporada. Pero el club ya se había fijado en De Gea, que se ajusta más al modelo de Florentino. Las negociaciones se trabaron durante el verano. En las últimas horas del período de traspasos, el Madrid propuso un acuerdo desesperado: De Gea llegaría a cambio de Keylor Navas.

El final del relato es bastante chapucero: los contratos se enviaron minutos después de que la FIFA cerrara el mercado de fichajes y no se ejecutó el traspaso. Navas ya había pasado el reconocimiento con el Manchester United y le esperaba un avión privado en Barajas, rumbo a Old Trafford. A la mañana siguiente, acudió a Valdebebas como si nada hubiese ocurrido, fiel a su ética de trabajo. Pocos días después, le preguntaron por la caótica noche del 31 de agosto y Keylor respondió: “No llegué a subirme al avión, pero sí lo vi cerquita (…) Lloré cuando llegué a casa, fue uno de los peores días de mi carrera (…) Nunca pensé en irme, quería quedarme. Tengo esta oportunidad y no la voy a desaprovechar”.

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Meses después de ser maltratado por la directiva, Keylor Navas es uno de los grandes protagonistas de la temporada (está entre los porteros que más han parado y en la lista de los jugadores del Madrid que más puntos han dado al equipo). En su primer año como titular, ha convencido al Bernabéu y ha mostrado los reflejos que hicieron célebre a Casillas.  [2]

El triunfo de Navas se basa en la insistencia y la personalidad, cualidades que son bastante comunes entre los porteros. Keylor conoce los secretos de su profesión y sabe que la portería es un lugar caprichoso. El escritor Vladimir Nabokov, que evitaba goles en su juventud, retrató la belleza del puesto: “El portero es el águila solitaria, el hombre misterioso, el último defensor. Más que el guardián de la portería es el guardián de los sueños”.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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[1] Literatura en la portería. Grandes autores como George Orwell, Albert Camus o Vladimir Nabokov relataron su experiencia como porteros. El escultor Eduardo Chillida defendió la portería de la Real Sociedad. Peter Handke dedicó un libro a la demarcación (El miedo del portero ante el penalti) y Eduardo Galeano elogió al guardameta en su libro Fútbol a sol y sombra. Manuel Hidalgo escribió un cuento que fue llevado al cine por Gonzalo Suárez, cuyo título es El portero. Camus dejó algunas de las frases más bonitas del deporte: “Después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol”. También reflexionó sobre la incertidumbre que afecta al portero:  “Aprendí que la pelota no viene nunca por donde se la espera». Vladimir Nabokov señaló que «el trabajo del portero es como el de un mártir, un saco de arena o un penitente».

[2] El Camp Nou como prueba. Keylor Navas se enfrenta esta noche al trío de delanteros del Barcelona (Messi, Neymar y Suárez), que ya acumula más de un centenar de goles en todas las competiciones. Ningún campo exige tanto a los porteros como el Camp Nou, un lugar en el que Navas todavía no ha ganado. Su gran temporada anima a la afición, acostumbrada a los caprichos del presidente. A pesar de su rendimiento, a nadie le sorprendería que en verano se volviese a hablar de David De Gea. Ni siquiera a Keylor, que practica un deporte que no tiene memoria. El fútbol, además, fue muchas veces desleal con los porteros.

EL MADRID SONRÍE EN ROMA

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El Real Madrid venció en Roma (0-2) y se acerca a los cuartos de final, en un partido marcado por la actuación de Cristiano, feliz desde que Zidane llegó al banquillo. El día después de hablar ante los medios, confirmó sus buenas sensaciones en el césped del Estadio Olímpico. Más allá del gol, recuperó la virtud del desborde e intimidó a Florenzi, a Rüdiger y probó al portero Szczesny. La noche la completó Jesé con un buen gol a falta de pocos minutos. A la Roma no le faltaron intenciones, pero solo Salah puso en verdadero peligro a la defensa del Madrid. El egipcio mostró que está hecho para los grandes partidos.

Es indudable que Zidane le ha cambiado la cara al Madrid, capaz de resolver en los últimos días dos partidos complicados como el del Athletic y la Roma. El pasado fin de semana, el equipo supo sacar ventajas en el intercambio de golpes. Anoche, su fútbol no tuvo el brillo de los mejores encuentros. Pero sí mostró la seriedad y la inteligencia que exigen unos octavos de final de Champions. En el primer acto, al equipo de Zidane le costó controlar el ritmo del juego, especialmente porque la Roma posee futbolistas capaces de interpretar el plan de Spalletti. Hasta que Cristiano abrió el partido con su tanto, los dos equipos se habían presentado en el área rival con demasiada timidez. Después, el Madrid pudo firmar un triunfo más holgado, sobre todo en dos oportunidades que tuvieron CR y Benzema. En esos minutos, el Madrid enseñó sus mejores virtudes: Marcelo se desplegó por el costado, Modric dominó la circulación, Kroos no arriesgó el balón y James buscó el remate de los delanteros. En el último tramo, Jesé aprovechó los espacios y selló un gran resultado para el Madrid.

Durante muchos minutos, el encuentro tuvo dos claros protagonistas. En el bando romanista, Salah dejaba atrás a Marcelo y Ramos con aparente facilidad. Posee una zurda veloz y precisa, imparable en campo abierto. El egipcio demostró bien pronto que es un futbolista sin complejos; un regateador nato, de esos que entiende que el fútbol es un deporte que premia a los que arriesgan. No fue así porque a Salah le faltó eficacia en las jugadas decisivas; siempre emborronó sus mejores piezas con un toque de más o un final chapucero. En el lado opuesto del campo, se alzaba Cristiano, que sí tuvo ese olfato que le faltó a Salah. El portugués ha recuperado su mejor tono físico y se le ve seguro de sí mismo: vertical en la jugada, preciso en el remate y más inspirado en el quiebro. Mantiene su mirada asesina y los goles alimentan su ambición, quizá su arma más letal. Cristiano entiende el fútbol como un ejercicio de superación, una cualidad que le convierte en un goleador insaciable. En el Olímpico de Roma sentía que debía demostrar que no se había olvidado de marcar fuera del Bernabéu. Y no tardó demasiado en hacerlo. Antes de que se cumpliera la hora de partido, pudo culminar un pase lanzado por Marcelo. Cristiano corrió, despejó la jugada con un bonito cambio de dirección y disparó con potencia. Su lanzamiento rozó en Florenzi y se hizo inalcanzable para Szczesny.

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El gol rompió un partido que el Madrid no tenía del todo en su poder. En fases del encuentro, la Roma mostró que la media de Zidane sufre ante equipos que tratan bien el balón. Su línea de mediocampistas está más preparada para dirigir el juego que para trabajar en la recuperación. Y la Roma tiene futbolistas de buen toque a partir de tres cuartos de campo, capaces de retener el balón con acierto. Salah, Perotti, Pjanic y El Shaarawy poseen fútbol para asociarse y desequilibrar. Durante algunos minutos, la Roma llevó el peso del partido y llegó a reclamar un penalti sobre Florenzi.

Pero al equipo de Spaletti le faltó solidez en el juego: rifó demasiados balones y no tuvo acierto en los disparos más peligrosos sobre la portería de Navas, en botas de Dzeko y Vainqueur. Salah tampoco encontró rematador en un centro venenoso, ni tuvo temple para controlar un balón muerto en el área del Madrid. Al juego discontinúo de la Roma colaboran Nainggolan y Vainqueur, dos mediocampistas planos, que ofrecen mejores soluciones cuando el balón es del rival. Sin fluidez en el juego, la Roma se aferraba a una conducción de Salah, mejor en la finta que en el remate. Por si fuera poco, Spaletti decidió retrasar la salida de Totti al campo. Y cuando decidió que ya era momento de que el eterno capitano tuviera sus cinco minutos de gloria, Jesé sentenció el partido. Digné cedió espacio y dejó que el canario se presentara en la frontal del área. Jesé había avanzado casi 40 metros sin hacer un solo regate y no dudó en disparar. El golpeo se fue envenenando e hizo inútil la estirada de Szczesny. El tanto final premió, además, el esfuerzo de Jesé, uno de los futbolistas que viven bajo la protección de Zidane. Y condenó la entrada de Totti, que tuvo que esperar a la celebración del Madrid para ingresar en el campo.

Zidane dirigía por primera vez al Madrid en Champions y no escondía su satisfacción en sala de prensa. Su equipo había ejecutado un fútbol sensato y pragmático, que bastó para tomar el Olímpico de Roma: “Estoy contento de estar con ellos, esto es nuevo para mí. Estoy feliz y voy a intentar que el equipo siga mejorando”. Quizá ahí reside la clave del cambio: Zidane es feliz y no trata de ocultarlo.

El fútbol es, entre otras cosas, una sucesión de estados de ánimo. Nadie parece reflejar esa afirmación como Cristiano, siempre explícito en su lenguaje gestual. Ayer mostró su buen momento y su sintonía con su técnico, al que le dedicó el gol que puede marcar la eliminatoria.

El Madrid no teme sonreír, ahora que Zidane se ha hecho cargo de su banquillo.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1: as.com. Foto 2: Daily Mail.

EL BAILE DE LA LIGA

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Ancelotti dijo hace más de un mes que creía que esta liga se iba a decidir en la última jornada. La primera vez que pronunció este discurso, el Madrid aún no había cedido el liderato al Barcelona de Luis Enrique. Ahora, su predicción parece tomar fuerza, tras una jornada redonda para los intereses del equipo blanco, en la que han recortado la distancia con el actual líder. El Barça dejó escapar su ventaja y perdió dos puntos vitales en el Sánchez Pizjuán.

El Madrid encarriló la jornada, en una victoria plácida frente al Eibar. Le bastó algún cañonazo de Cristiano Ronaldo, la conducción de Modric y las ansías de Jesé y Chicharito para ganar el partido. Enfrente estaba el Eibar, un rival idóneo para elevar la confianza de los blancos. El modesto equipo vasco sufrió con el arranque del Madrid y mostró más voluntad que ideas en el Bernabéu. El Madrid se dedicó en la segunda parte a pensar en la eliminatoria frente al Atlético del próximo martes, a la que llega en mejor estado que los colchoneros.

La tarde del sábado siguió sonriendo a los de Ancelotti, que vieron como sus rivales en la Champions y en la Liga empataban fuera de su estadio. El Atlético de Madrid empató en la Rosaleda frente al Málaga de Javi Gracia y mantiene el pulso con el Sevilla y el Valencia por la tercera plaza. El equipo de Simeone no tiene la misma frescura de la temporada pasada y sufrió frente a un equipo alegre, que posee una generación de futbolistas de gran proyección. Un reflejo del buen trabajo de la cantera del Málaga es Juanmi, que marcó un bonito gol ante Oblak. El Atlético supo sufrir en los malos momentos y acabó inquietando a Kameni. Griezmann, el mejor jugador de la temporada en el Atleti, firmó un doblete y consiguió la igualada en la segunda parte.

Pero la mejor noticia para el Real Madrid llegó desde Sevilla, en el partido más interesante de la jornada. El Barcelona respondió a las dudas que planean sobre su juego con un inicio brillante, en el que gobernó el partido con un fútbol de buen gusto. Y en los primeros 35 minutos, el Barça tuvo el partido donde lo quiso, con el balón bien resguardado en los pies de sus centrocampistas y con la amenaza constante de sus delanteros. Messi volvió a mostrar su facilidad para colar el balón por una gatera y Neymar ejecutó con mucha destreza una falta en el pico del área. Con el 2-0, el Sevilla parecía noqueado, pero la fragilidad del Barcelona y el empuje del Sánchez Pizjuán despertaron al conjunto de Unai Emery. Antes del descanso, Banega disparó desde la frontal, Bravo falló en el despeje y el balón acabó en su portería. El Barcelona perdió el timón del encuentro en la segunda parte y se olvidó de jugar con porterías. Suárez falló en la sentencia y un error de Piqué permitió el empate sevillista. Reyes dribló y cedió en carrera para Aleix Vidal. El extremo llegó a línea de fondo y encontró a Gameiro, que fusiló a Bravo. El partido terminó en empate y Neymar se enfadó al ser sustituido en la segunda parte, cuando su equipo todavía tenía ventaja en el marcador. El Barcelona se fue con la sensación de que había perdido una gran oportunidad, sobre todo porque en el Pizjuán estuvo más cerca de sus orígenes, aunque la fortuna no estuviese de su lado. En un partido en el que cuidó el balón con mimo, acabó condenado por la misma suerte que en otras ocasiones le ha dado alas: la contundencia en las áreas.

El empate en el Pizjuán avivó el tramo final de liga, en el que se juegan dos luchas paralelas: la del campeonato –que ocupa al Barcelona y al Madrid- y la del tercer puesto -en la que se miden Atlético, Sevilla y Valencia (que jugará esta noche frente al Levante). Los duelos entre los integrantes de los cinco primeros puestos de la clasificación serán fundamentales para proclamar al campeón. Quedan 24 puntos y la competición ha demostrado que cualquier jornada puede ser decisiva. El tiempo parece darle la razón a Ancelotti. Para saber quien vence en el baile de la liga, habrá que esperar a la última canción.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1: tribunnews.com.

UN REBELDE DE IDA Y VUELTA

jose-antonio-reyes-sevilla-standard-liege-europa-league_1cqnj6avbm6p41mitj5c77al2z «Me fui llorando y vengo con una sonrisa de oreja a oreja. Es uno de los días más felices de mi vida. Espero devolver en el campo todo el apoyo y la confianza que siempre me ha dado la afición sevillista, y que me han demostrado incluso cuando he venido con otros clubes. Con el equipo que tenemos todo es posible y como sevillista nada habría mejor que ganar títulos en mi casa. Vengo con más ilusión de la que tenía cuando me fui».

José Antonio Reyes (Utrera, Sevilla, 1983) pronunció este discurso cuando regresó al Sevilla, procedente del Atlético de Madrid. Su carrera deportiva ha tenido demasiados altibajos pero parece haber reencontrado la felicidad en el club de su vida. Sobre él siempre ha planeado la sospecha: su zurda le ha proporcionado grandes momentos y su poca seriedad le ha llevado, en ocasiones, a ser un futbolista inconstante, que ha ocupado con frecuencia el banquillo de sus equipos. Esta temporada se siente importante en el Sevilla, donde ha encontrado su lugar en la rotación de Emery, que administra los minutos de una plantilla amplía y con múltiples variantes.

Reyes, a pesar de ser un jugador irregular, es uno de los ídolos de la afición sevillista. No en vano es, con Sergio Ramos y Jesús Navas, uno de los grandes exponentes de la cantera hispalense en los últimos diez años. Reyes es el único de los tres que ha vuelto a jugar en el equipo en que se formó y la hinchada mantiene su admiración por el zurdo [1]. El Sánchez Pizjuán recuerda con nostalgia los días en que Reyes era la promesa del Sevilla, y quizá por ello le perdona en sus malas rachas. El utrerano era un chico de orígenes humildes, de etnía gitana, al que apodaron La Perla. Llegó al Sevilla a los 12 años y progresó con descaro en su cantera. Su talento llamó tanto la atención que Reyes ni siquiera pasó por el equipo juvenil en su etapa de formación. A los 16 años, debutó con el Sevilla en Primera división, en la temporada 1999-2000, cuando el equipo de su ciudad ya estaba sentenciado al descenso. En su regreso a Primera, un año más tarde, Reyes se convirtió en el futbolista más joven en marcar en la Liga [2].

1325246880_extras_albumes_0 En sus siguientes dos años firmó sus mejores momentos con la camiseta del Sevilla y despertó la ilusión del Pizjuán. Tras dos buenas campañas en Nervión, Arsene Wenger pagó 30 millones de euros y se lo llevó al Arsenal en 2004. Era el mejor momento de aquel equipo- llegó a conquistar una Premier League tras permanecer un año invicto- y del incuestionable rey de Highbury: Thierry Henry. Reyes se acopló al equipo, especialmente en su llegada a Londres, cuando firmó siete goles en sus primeras siete actuaciones. Pero pese a sus buenos minutos sobre el césped, Reyes nunca se integró en la vida social londinense y añoró pronto el sol del Mediterráneo. El utrerano consiguió una Premier League, una FA Cup y una Community Shield, pero aprovechó la oferta del Real Madrid para regresar a España.

En el Real Madrid nunca se consolidó como titular, pero protagonizó buenos momentos. Especialmente decisiva fue su participación en la Liga de 2007, que venció el equipo de Fabio Capello. Y el utrerano guarda un buen recuerdo de sus duelos frente al Mallorca de esa temporada. En las Islas Baleares, en el encuentro de la primera vuelta, el Madrid estaba en plena crisis institucional y de resultados. Una derrota suponía que el Barcelona de Rikjaard se alejara definitivamente en la carrera por el título y el Madrid estaba jugando un partido francamente malo. En la segunda mitad, Reyes creció en el encuentro y dispuso de una falta al borde del área. Su disparo, después de evitar la barrera, se coló en las redes del Mallorca y el Madrid no perdió la estela del Barcelona. El equipo de Capello le fue comiendo terreno al Barça de Ronaldinho y el calendario quiso que el Madrid dispusiera de la oportunidad de ser campeón en la última jornada, ante el Mallorca. El Barcelona había dejado escapar una amplia ventaja –fue la liga del gol de Tamudo en el Camp Nou- y prácticamente dio el título por perdido antes del partido en el Bernabéu. El Mallorca vendió cara su derrota y se adelantó en el marcador. Pero tras el descanso, José Antonio Reyes sustituyó a Beckham y al poco de entrar en el campo firmó el gol del empate. Diarra puso al Madrid por delante y en el minuto 82 Reyes orientó el balón en el balcón del área y ejecutó un disparo precioso e inapelable. El segundo gol de Reyes sentenció el partido y le dio al Real Madrid el título de liga, en la mejor noche del utrerano en el Bernabéu.

15155_g Pese a que fue decisivo en el título de liga, el Madrid prescindió del utrerano al acabar la temporada. Reyes, en un gesto hacia la directiva blanca, fichó por el rival de su ciudad: el Atlético de Madrid. Vivió dos etapas en el Atlético y convenció en la segunda, tras su cesión al Benfica. El Atlético ganó la Europa League a las órdenes de Quique Sánchez Flores y Reyes fue importante. Llegó a conquistar a una grada que fue dura con él por su pasado madridista [3], especialmente durante su primera e intrascendente etapa de rojiblanco. Pero como casi todo en la carrera de Reyes, su esplendor duró más bien poco. La siguiente temporada se peleó con su entrenador, Gregorio Manzano, y el técnico le envió a Sevilla, cumpliendo el deseo del jugador.

Regreso al Sevilla.

Su vuelta al Sevilla generó una gran ilusión en la afición. Durante los primeros meses al zurdo le costó adaptarse al nuevo Sevilla, un equipo que, en ausencia de Reyes, había abandonado los puestos de descenso para codearse con los grandes de España y se había encumbrado en la Europa League- o en su predecesora, la Uefa Cup-. Precisamente con esa competición el club andaluz y Reyes mantienen un bonito idilio. Como se mostró la pasada campaña, en la que el Sevilla consiguió el trofeo, tras derrotar al Benfica en la tanda de penaltis. Reyes no ocultó su felicidad tras el partido y logró, por fin, un título con el equipo de su ciudad, el objetivo con el que regresó.

Su integración en el equipo ha sido gradual y ha firmado grandes postales en su regreso. Como en el derbi ante el Betis de 2012, en el que Reyes firmó un partido impecable y marcó dos de los cinco goles que el Sevilla le endosó a su eterno rival. Esta temporada ha recuperado la confianza y juega su mejor fútbol en años, aunque alterna el banquillo con la titularidad. Ahora cae al costado derecho y desde ahí desborda, crea juego y nutre el instinto de los delanteros del Sevilla: Bacca, Gameiro y, ahora, Iborra. Reyes ha asumido el rol de capitán y, cuando dispone de minutos, muestra su calidad en cada finta y su comunión con una grada especial. Emery ha elogiado su implicación en alguna ocasión, pero se rumorea que no cuenta con él para el próximo año. Reyes mantiene el silencio y pretende convencer a su entrenador en el tramo final de la temporada, una vez que se ha recuperado de su última lesión muscular.

sevfeyenoord8 Reyes es de esos futbolistas a los su entrenador quiere estrangular y abrazar en la misma jugada. Posee una facilidad natural para el desborde, pero casi a la par que un regate o una asistencia, Reyes puede protagonizar actos de indisciplina o una pérdida de balón comprometida. Es un futbolista que nunca ha hecho nada por domesticar su juego, y ha tenido problemas casi en cada equipo en el que ha jugado. Especialmente ante entrenadores que pretenden sacrificar sus virtudes en beneficio del colectivo. El 10 del Sevilla disfruta del fútbol casi por instinto, con la alegría y la inconsciencia de la infancia (a pesar de que ya es un veterano de 31 años). Su nivel físico ha bajado y sufre más lesiones musculares a lo largo de la temporada, que condicionan su regularidad. Ya no aguanta el ritmo de los partidos y se pierde en las segundas partes. Pero de vez en cuando enciende el Sánchez Pizjuán con un bonito regate, una asistencia de gol o una jugada personal.

El pasado martes, Emery le dio la oportunidad a Reyes en el ciudad de Levante. El de Utrera firmó un gran partido, en el que asistió a Gameiro en el primer gol y marcó el segundo, su único gol de la temporada en liga (ha marcado otro en Copa). Su sonrisa al acabar el encuentro refleja la alegría de un equipo que ha reconstruido su plantilla y afronta el futuro con ilusión. El Sevilla sigue en plena pelea por entrar en Champions y mantiene sus opciones en la Europa League, la competición que le ha situado en la élite del fútbol.

El Sevilla afronta un duelo decisivo para medir sus aspiraciones, ante el Barcelona de Luis Enrique. La gran asignatura pendiente del conjunto de Emery es derrotar a los rivales de mayor entidad de la liga, ante los que ha fallado en lo que va de temporada. Seguramente, Emery prescinda de Reyes o Denis Suárez para fomentar el juego sólido y más fiable de M´bia, Iborra o Krychowiak. El Sevilla apostará por un fútbol físico y de gran pegada para contrarrestar al Barcelona, que se juega sus opciones ligueras frente al cuarto clasificado. En el Sánchez Pizjuán, sin embargo, les gustaría que Emery le dé minutos a La Perla. La grada de Nervión siempre espera un fogonazo de Reyes, el guardián del talento en Sevilla.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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[1] Una prueba de la sintonía entre Reyes y su afición es que la grada le ha perdonado una foto de su adolescencia, en la que aparece vestido con la camiseta del Betis. Y eso en Sevilla, es mucho perdonar…

[2]  El título de jugador más joven que logró Reyes en 2000 lo alcanzaron otros futbolistas importantes. Messi, Bojan o Muniaín ostentaron un récord que actualmente está en poder de Fabrice, que lo batió con el Málaga en 2012, cuando tenía 16 años y 98 días. Otro de los grandes logros de la carrera de Reyes es que es el primer jugador español en ganar la Premier League.

[3]  La afición rojiblanca no le perdonó en su presentación que hubiera fichado por el Real Madrid, especialmente porque meses antes había firmado un precontrato con el equipo colchonero.

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Foto 1: goal.com. Foto 2: marca.com. Foto 3: elperiodicoextremadura.com Foto 4: deportesevilla.tv

LA CARRERA POR LA LIGA

A falta de ocho jornadas para que termine la liga, el duelo entre el Barcelona y el Real Madrid se acerca a su resolución, en el momento de la temporada en el más se penalizan los errores. Los dos grandes avanzan con soltura en la carrera por la liga, y ahora atienden al resultado más que a las formas, con la urgencia de quien necesita los puntos a toda costa.

FCBarcelona

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El Barcelona se mantiene en la cabeza de la clasificación con cuatro puntos de ventaja sobre el Real Madrid. Y aunque el equipo de Luis Enrique está en una posición privilegiada, un calendario plagado de compromisos exigentes invita a que los blaugranas sean prudentes (se medirá al Sevilla, Valencia y Espanyol en liga y en las próximas semanas afrontará la eliminatoria frente al Paris Saint Germain). Tras la victoria en el clásico, el Barcelona confirmó su distancia en Balaídos y frente al Almería en el Camp Nou. Pero las sensaciones que dejó el equipo blaugrana en el juego no fueron buenas. El Barcelona de esta temporada parece un equipo confuso, que cambia demasiadas veces de plan durante los partidos. En ocasiones renuncia a sus orígenes y desprecia el balón- como ante el Celta- o se atasca en la elaboración –como ocurrió frente al Almería el pasado miércoles-. Más allá de eso parece que su eficacia defensiva, su acierto en las jugadas claves y el talento de Messi le han hecho optar a todos los títulos. Últimamente son los goles a balón parado los que le están dando resultados, en una nueva muestra más del cambio de ruta escogido por Luis Enrique. En el Barcelona de los delanteros, los mediocampistas han perdido importancia y ya no se atiende tanto a la elaboración del juego ni a la velocidad de circulación. El equipo de Luis Enrique ha encontrado estabilidad defensiva y la pizarra de Unzue –el encargado de planificar las jugadas a balón parado- ha solucionado partidos complicados (como muestran los goles de Mathieu y de Bartra en las últimas semanas).

El Barcelona de esta temporada parece un equipo irregular en el juego aunque, de momento, sea incuestionable en los resultados (solo ha perdido 2 partidos en todo 2015, frente a la Real Sociedad y el Málaga). El equipo catalán es capaz de lo mejor y de lo peor en el mismo partido, algo que se refleja en el balance de la temporada. Ha firmado momentos de gran brillantez; especialmente en los duelos frente al Manchester City y el Atlético; y partidos que rozan la desidia; como el que le midió al Granada en los Cármenes, al Almería en la primera vuelta o al Celta de Vigo en Balaídos. Parece que el Barcelona solo posee recursos bajo la lumbre de Messi, el principio y el fin del juego blaugrana. El argentino regresó del parón de selecciones con un golpe en el pie derecho y frente al Celta de Vigo y el Almería no se le vio con la chispa que ha mostrado en el inicio de año. Pese a ello, siempre idea las mejores jugadas blaugranas, ya sea en el inicio o en la finalización de las mismas; al trote o cuando se desata en carrera. Frente al Almería, Messi rescató a un Barcelona espeso, precisamente cuando más alejado estaba el argentino del partido. El 10 recorrió la línea de cal a pase de Bartra, y tras zafarse de su marcador hacia dentro, colocó el balón en la base del palo largo. Su disparo dibujó un bonito efecto, inalcanzable para Julián, en una firma inconfundible del 10 del Barcelona. Durante el resto del encuentro, el Barcelona y Messi funcionaron a ráfagas, sin constancia ni demasiada implicación en el juego. El argentino alternó varias arrancadas brillantes con largos minutos de paseo. En ellos se le ve cabizbajo, con una mueca que revela su incomodidad; no se sabe si lo que le disgusta es que el juego no pase por él –lo que vulgariza al Barcelona- o el golpe en su pie derecho. Pese a ello, la mayoría de las ocasiones de peligro del Barcelona, hasta en un día de poca inspiración del 10, parten de las botas de Messi. Una circunstancia que aprovecharon sus compañeros de delantera: Pedro asistió en el cuarto gol a Suárez, que firmó su tercer doblete con el Barcelona. No se vistió Neymar, que parece haber perdido la frescura de sus mejores noches, casi al mismo tiempo que Suárez ha afinado su puntería. El brasileño no sólo ha reducido su productividad de cara a gol, sino que cada día comete errores más comprometidos, especialmente en ingenuas pérdidas de balón.

En un Barcelona que en fases de los encuentros renuncia a sus orígenes, el socio valora cada pase de Xavi. El de Tarrasa es uno de los lazos de unión del actual Barcelona con su propuesta tradicional y ha cobrado importancia en el equipo, cuando planean las dudas en el juego. Y lo cierto es que el cerebro de Xavi ofrece agilidad a la circulación y sentido al juego. Si está Xavi en el campo parece que Messi no ha de retrasar tanto su radio de acción y está más fresco para desequilibrar. El problema reside en que el Barça se serena con la posesión, pero le cuesta encontrar las vías de acceso al gol. Por ello quizá el equipo se encomienda a Messi, que juega de 10, y a su acierto en las áreas, en las que se alzan Piqué en la zaga y Suárez en la delantera.

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Real Madrid

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El Real Madrid sigue la estela del Barcelona y tras el festín ante el Granada (9-1, con cinco goles de Cristiano), completó su semana con una trabajada victoria en Vallecas. Los equipos de Paco Jémez son valientes y apuestan por dominar el juego a través de la posesión. Frente a los equipos poderosos, el Rayo de Jémez impone sus principios con más convicción que nunca y hace disfrutar al aficionado. Durante la primera mitad, el Rayo Vallecano dominó a su rival con claridad y mereció el gol; se adueñó del balón y combinó con precisión hasta la portería de Casillas. El portero madridista, cuestionado por su público durante la temporada, emergió en los momentos críticos, especialmente en un remate de Trashorras, y permitió la recuperación del Madrid. El equipo blanco mejoró en la segunda parte, gracias al toque de Modric y Kroos, el despliegue de Marcelo y Carvajal, las llegadas de James y el hambre de Cristiano. El portugués parece haber recobrado la sonrisa tras su repóquer frente al Granada y cuajó una buena segunda mitad en Vallecas. Vive por y para el gol y parece situarse siempre en el lugar correcto en el área, como se demostró en el primer gol de la noche. Carvajal llegó hasta línea de fondo y sirvió un balón al punto de penalti. Ahí estaba Ronaldo para firmar el gol que les sitúa en la lucha por la liga. Cristiano ha reducido su productividad en las bandas y concentra su juego en el área, su nuevo ecosistema. Allí aparece en la finalización e incluso, de vez en cuando, muestra mayor generosidad con sus compañeros; como ocurrió en el segundo gol de la noche, que firmó James a pase del portugués. Cristiano ha depurado su juego: desborda menos, se asocia en corto y participa cada vez más en la resolución de las jugadas, donde afila con mimo su remate. Y los goles de CR se sustentan en la mejoría del equipo, que alimentan con buenos pases la ambición del portugués.

El Real Madrid ha recuperado alternativas en el juego posicional. La recuperación de Modric y James le aporta mayor facilidad para jugar en corto y el equipo mantiene intacto su fútbol de vértigo. Ambas vertientes de su juego se vieron en las dos últimas victorias del Madrid: la goleada frente al Granada se gestó ante un rival agrupado en su propio campo y en Vallecas aprovechó los espacios que dejó el rival a la espalda de su defensa. También ha mejorado su línea defensiva con la vuelta de Ramos y la solidaridad del grupo parece haber aumentado: el equipo de Ancelotti se parte ahora con menor facilidad, especialmente gracias al trabajo de sus mediocampistas y a la corrección de Bale, que ha entendido los consejos de su técnico. El Madrid disfruta de un buen momento en la fase decisiva de la competición, una vez que ha recuperado todas sus piezas. Benzema e Isco son los encargados de improvisar, en un equipo en el que Ramos, Varane y Pepe (que está algo tocado) cortan los ataques del rival.

Ancelotti sabe que perder puntos significaría darle media liga al Barcelona, y pretende que sus jugadores asusten al líder con sus victorias. El próximo martes el Real Madrid se mide al Atlético en la Champions League, su gran antídoto de la temporada. El Madrid confía en reconquistar el trono de la capital en su competición favorita.

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La victoria como única receta.

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Ninguno de los dos candidatos cree que la receta para ganar la liga sea el uso de un fútbol de buen gusto. A estas alturas de la temporada, parece que la única ley a la que atienden es la que dicta el marcador. Cuidan los detalles y han ganado solidez defensiva, pero pierden el control del juego durante los partidos. Saben que en los intercambios de golpes la suerte les suele sonreír, por la calidad individual de sus delanteros. Conscientes de su mayor eficacia, no les importa perder peso en la circulación en busca de acierto en las áreas. No resulta extraño que el Barcelona y el Madrid cedan el balón a su rival, especialmente ante rivales que construyen el juego a través de la posesión, como el Celta y el Rayo. Más llamativa es la situación en Barcelona, un equipo que había fabricado su identidad a través del juego de combinación. En la presente temporada, las variantes de juego se imponen a su identidad con demasiada frecuencia. Aunque siempre acaba con mayor dominio de la posesión, al Barcelona le cuesta más recuperar el balón y aprovecha el contragolpe y su juego a balón parado. El Madrid trata ahora mejor el balón, especialmente cuando Modric, Kroos, Isco y James se asocian, aunque se siente cómodo en el juego directo, para aprovechar la velocidad de su delantera. Barcelona y Madrid apuestan por la seriedad en cada partido e incluso saben administrar sus esfuerzos, con la vista puesta en las ocho jornadas que quedan. Las segundas espadas de la liga –Atlético de Madrid, Valencia y Sevilla- mantienen opciones si fallan los grandes y podrían ser los jueces de la temporada (este fin de semana para empezar, en el partido entre el Sevilla y el Barça).

Se espera un bonito duelo entre el Barcelona y el Real Madrid en el tramo final de la liga. Los grandes emocionan cada vez menos pero, de momento, el marcador justifica su propuesta.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1: blacherreport.net. Foto 2: itsjamesrodriguez.tumblr.com. Foto 3:english.ahram.org.eg.

EL CLÁSICO DE LAS MIL CARAS

El Barcelona venció en el clásico del fútbol español (2-1), en un partido bonito, igualado y lleno de alternativas, que resolvió Luis Suárez en el minuto 56. El duelo no decepcionó en el juego y fue un intercambio de golpes entre los dos candidatos al título, una sucesión de estados de ánimo que acabó por coronar al Barcelona.

FC Barcelona v Real Madrid CF - La Liga

El espectacular mosaico del Camp Nou recibió a los protagonistas de un evento deportivo que se retransmite en todo el mundo. Luis Enrique se decidió en la previa del partido por Mascherano como eje del equipo, en lugar de Busquets, que acaba de recuperarse de una lesión. La decisión privó al Barcelona de un juego más aseado, pero le permitió ganar tensión competitiva en un partido exigente. El estadio registró la mejor entrada de la temporada y el público tardó poco en cantar el primer caño de Messi, una de las apuestas que más baratas se pagaban en el Clásico. El equipo de Luis Enrique amenazó tímidamente a Casillas, hasta que el juego se alejó del 10. Con Messi aislado en la banda, el Barcelona estuvo lento en la circulación, no ejerció bien la presión, perdió el control del partido y el Madrid disfrutó de espacios para correr. Rakitic tuvo que sacrificarse a la hora de seguir a Marcelo y el Madrid generó superioridad en el medio, en el que camparon a sus anchas Modric y Kroos. Bajo la dirección del croata, Marcelo desbordó por el costado, Benzema puso su talento al servicio del equipo y Cristiano olfateó el gol. Los tres se dieron cita en la primera ocasión del Madrid. La jugada partió de la banda de Marcelo y el balón llegó a Benzema que, tras revolverse en el área, centró para Cristiano. El portugués remató forzado y su lanzamiento se topó con el larguero de Bravo.

El Barcelona lograba sacudirse la presión blanca por momentos, bajo la conducción de Iniesta, el juego de espaldas de Suárez y las ráfagas de Messi. Pero en la primera parte renunció a su abecedario futbolístico y abusó del balón largo a Suárez, que se peleó durante todo el partido con Pepe y Ramos. Con Messi lejos del cuero, Neymar rifó la posesión en regates intrascendentes, Rakitic perdió peso en el partido y Alves sufrió en su banda, ante la superioridad que generaban Cristiano y Marcelo. Y cuando la duda rondaba el Camp Nou, Messi botó con precisión una falta desde el costado izquierdo. Mathieu le ganó el salto a Ramos y remató a la red de Casillas (1-0), que regresaba al Camp Nou dos años después. Y aunque el partido transcurría por un terreno de idas y venidas, en el que el poderío físico parece favorecer a los velocistas del Madrid, el Barcelona tuvo tras el gol la opción de ampliar su ventaja. Suárez cazó un rechace en el área madridista y su disparo tropezó en Neymar, que falló con todo a favor, a medio metro de la portería de Casillas. La jugada no pudo ser más trascendente para el resultado, pues en el siguiente ataque, Benzema fabricó el gol de la igualada. El francés recibió en el borde del área un servicio de Modric y dibujó de tacón un pase medido para Cristiano. El portugués, muy activo durante la primera mitad, llegó antes que Alves y ajustó su disparo de puntera hasta hacer inútil la estirada de Bravo (1-1).

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Tras el empate, el equipo de Ancelotti disfrutó de sus mejores minutos en el Camp Nou, que coincidió con el mejor momento de Benzema y Cristiano en el partido. El portugués mostró en el Clásico su ambición: encaró a Alves, buscó posiciones de remate, exigió a Bravo con un poderoso lanzamiento y fomentó su sociedad con Benzema, el futbolista más inspirado del Real Madrid. El francés posee la capacidad de improvisar en ataque estático, ofrece siempre buenas soluciones para sus compañeros y tiene además facilidad para rescatar un pelotazo y convertirlo en un tesoro.

Bravo fue exigido por Bale, Benzema y Cristiano y el chileno mantuvo a su equipo en el partido. El Barcelona agradeció el descanso y se benefició de la poca puntería del Madrid. En la segunda parte el equipo de Luis Enrique se serenó en el juego y, aunque le costó progresar en la elaboración, concedió menos pérdidas y limitó los ataques blancos. Ante el atasco blaugrana en la media decidió forzar a la defensa del Madrid con balones al espacio, como una forma de sorprender a su rival. Y el Barcelona encontró a Luis Suárez, un futbolista al que le sienta bien la etiqueta de los grandes partidos. Alves lanzó la carrera del uruguayo con un desplazamiento largo y el delantero le ganó la partida a Ramos. Orientó el balón y, con poco ángulo, cruzó su disparo con precisión, lejos de Casillas (2-1).

El segundo tanto fue un golpe crítico para el Madrid, que se fue difuminando en el encuentro, en el momento en que irrumpió Messi. El argentino llegó tarde al partido, fundamentalmente porque el Barcelona no consiguió integrarle con la posesión y él tampoco se ofreció en exceso. No estuvo tan fresco como ante el City, pero en la última media hora, el 10 volvió a dirigir al Barcelona, cuando Kroos y Modric ya no tenía pulmones para realizar las coberturas. La salida de Xavi y Busquets le dio al Barcelona más fluidez en el juego y el equipo conservó el balón con criterio. Messi abandonó la banda y acampó en la posición del enganche, lugar en el que muestra su facilidad para la invención. Desde allí, explotó su zurda, burló rivales y fabricó las mejores ocasiones del Barcelona. Jordi Alba estuvo a punto de marcar en un servicio del 10 y Neymar mantuvo su riña con el gol hasta en tres disparos. Messi también falló ante la sombra de Casillas: primero, se zafó del marcaje de Kroos y su disparo de interior se fue fuera por poco; después, no embocó un pase atrás de Jordi Alba, en una bonita combinación entre ambos; y, por último, no resolvió un barullo en el área madridista.

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Con el Madrid fatigado, el Barcelona disfrutó de varias oportunidades para firmar la sentencia. Pero, al igual que ante el City, pecó de cierta inocencia ante la portería rival, cuando la inercia del partido estaba a su favor. El Madrid no tuvo capacidad de respuesta tras el gol de Suárez y solo inquietó a Bravo con un disparo lejano de Benzema. Cristiano no amenazó en el último tramo, Marcelo no profundizó como en la primera parte y la media se desfondó. El equipo de Ancelotti recurrió al juego directo y se estrelló contra Piqué, que confirmó su buen momento con un partido impecable ante el eterno rival.

El Clásico llegó a su fin con el rondo del Barcelona en el descuento. El Madrid dejó buenos síntomas en el Camp Nou: fue mejor durante muchas fases del partido y supo imponer su juego hasta el gol de Suárez, pero perdonó a su rival en las jugadas decisivas del duelo. El Barcelona mantuvo la paciencia en los momentos críticos, en los que la fortuna estuvo de su lado, y superó con claridad a su rival en la última media hora, gracias a la finta de Messi y al pase de Xavi, que completó su partido número 42 ante el Real Madrid. Antes, cuando el Barcelona parecía estancado en el juego, Mathieu y Luis Suárez le habían dado la ventaja, en dos acciones que definen los registros del Barcelona de Luis Enrique. El primer gol llegó en una jugada a balón parado, una suerte que tradicionalmente esquivaba al equipo catalán, y el segundo tanto responde más al juego directo que a la elaboración, una novedad que ofrece Suárez al repertorio del Barça.

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El Clásico fue un duelo exigente, un espectáculo vibrante entre dos de los mejores equipos de Europa. La fortuna y el cuidado de los detalles consagró la reacción del Barcelona en la Liga. El equipo de Luis Enrique amplía su distancia a cuatro puntos y refuerza su liderato, cuando no hace tanto llegó a estar a siete del Real Madrid. Siguen quedando muchos puntos en juego y, como mostró el partido, todo puede cambiar en el momento más inesperado. La liga, como el duelo entre sus máximos aspirantes, se mueve en un carrusel de altibajos.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1,2, 3 y 4: (AFP) Getty Images (Reuters).

LA PALABRA DE MASCHERANO

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“Lo conocí hace diez años, en septiembre de 2001, en el Mundial Juvenil de Trinidad y Tobago (…) Era un pibe serio, educado. Respetuoso. Era el referente del plantel. Parecía el hermano mayor de todos. (…) Aquel pibe grande creció. Pasaron los años. Jamás ahorró una gota de sudor a la hora de jugar y luchar.”

Las palabras del periodista argentino Jorge Parodi describen a Javier Mascherano, una de las voces de referencia en el vestuario del Barcelona. Su inteligencia táctica y su compromiso le otorgan un papel fundamental en el plan de Luis Enrique. El asturiano valora su lealtad y su intuición en el campo, vital a la hora de prevenir los incendios en el Camp Nou. En más de una ocasión ha elogiado su lectura del juego, una cualidad que le permite ser contundente en la anticipación y en la interrupción de los contragolpes del rival. Otra de las grandes virtudes de Mascherano es su facilidad con la palabra. Su dominio del lenguaje le concede mayor jerarquía sobre el césped, en el que a veces parece ser el intermediario de Luis Enrique. Su discurso ante los medios suele ser sensato e inteligente, el reflejo de un líder honesto y solidario. El Jefecito desveló el pasado jueves algunos de los secretos de su juego: “Lo mejor que debe tener un profesional es estar mentalizado, saber el rol que ocupa. Yo lo tengo claro y trato de ser un jugador que sume. No me siento intocable ni un jugador de referencia”.

Mascherano llegó al Barcelona en 2010 procedente del Liverpool, a cambio de 22 millones de euros. En su presentación declaró: “Sería un necio si pensara que vengo aquí a jugarlo todo (…) En las posiciones en las que puedo jugar yo hay tres campeones del mundo. Es un orgullo poder aprender de ellos y crecer a su lado”. Las bajas en la zaga culé a lo largo del año obligaron a Guardiola a situar a Mascherano de central en la fase decisiva de la temporada y el argentino cumplió con creces las expectativas de su entrenador. Aquel Barcelona alcanzó la cima del fútbol en Wembley y Guardiola ensalzó el trabajo silencioso de El Jefecito: “A Mascherano no lo cambiaría jamás. Me parece el mejor fichaje del Barcelona en los últimos años. Es único”. El Jefecito respondió así a Guardiola: “Yo vine acá para hacer de bombero, para tapar agujeros”.

Mascherano se ha adaptado al fútbol del Camp Nou y ha mejorado en la circulación de balón, especialmente cuando busca el pase más sencillo. Aunque no posee la imaginación ni la fluidez de Busquets en la elaboración, el argentino lo compensa con un generoso esfuerzo en la recuperación (lleva 175 robos en la Liga BBVA). Además, su honestidad en las declaraciones le ha hecho ganarse la admiración de sus compañeros y la afición. En octubre de 2013 el Barcelona empató en San Siro ante el Milán. Mascherano regresaba de una lesión y al inicio del partido perdió un balón comprometido. Robinho lo aprovechó y puso a su equipo por delante. El Barcelona consiguió empatar en la segunda parte y aunque Mascherano estuvo acertado durante el resto del encuentro, no se olvidó de su fallo inicial. Al acabar el partido apareció con el rostro desencajado e hizo un severo ejercicio de autocrítica: “El primer gol es un error mío. Ya son varios… Duele bastante. (…) El equipo ha tenido que sufrir otro error mío y en partidos tan importantes no se pueden permitir”.

En las cinco temporadas que Mascherano lleva en la Liga Española, el mediocentro ha sabido captar la esencia del entorno blaugrana: “Si ganas, Barcelona parece Disney y, si pierdes, es la casa del terror”. La metáfora de Mascherano la utilizó Luis Enrique en el momento más delicado de la temporada, al decir que pese a las dificultades sentía que estaba en Disneylandia. La coincidencia puede ser casual o una señal de la sintonía entre Mascherano y su técnico. La importancia de El Jefecito en el Barcelona no se entiende sin la figura de Leo Messi. Mascherano es el intérprete del 10 y, a su vez, su gran protector en el vestuario. En más de una ocasión ha salido a defender a Leo ante los medios de comunicación y parece ser el intermediario en la difícil relación de Messi con Luis Enrique. Las dotes de mando de Masche y su voz firme contrastan con la timidez de Leo, que solo parece alzar la voz en el césped. En Argentina, El Jefecito era el líder real de una selección en la que Messi portaba el brazalete de forma simbólica. Sus discursos (que al parecer conmovían al 10 y a medio vestuario) y su importancia en el juego le daban honores de capitán en un equipo que se quedó a las puertas del triunfo. El propio Mascherano ha explicado en alguna ocasión cómo ejerce su liderazgo: “Nunca digo lo que alguien tiene que hacer si no lo hago yo antes para dar ejemplo”. Mascherano es, con el miembro del cuerpo técnico Pepe Costa, el confidente de Messi en el vestuario. Y probablemente ningún compañero ha definido al 10 con tanta claridad como lo hizo Mascherano al término del partido frente al Manchester City: “El fútbol nos controla a todos, pero Messi controla el fútbol”.

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Mascherano sabe que su equipo posee ahora varios registros. La idea inicial permanece intacta, la propuesta que ha encumbrado a la Masía: la de un fútbol de dominio posicional en el que se pretende dejar poco espacio al azar, a través del control del partido y la posesión. Sin embargo, el Barcelona de Luis Enrique se ha expuesto en fases de la temporada a un intercambio de golpes, consciente del talento de sus delanteros. En ocasiones, el Barcelona parece perder la pausa de sus interiores, en busca del acelerón de su tridente. Y el acierto de Mascherano en esta variante de juego es vital, para facilitar el repliegue y la recuperación que inicie la transición rápida. No obstante, Masche parece partidario de un fútbol de mayor control, sobre todo porque la posesión es, además de un instrumento ofensivo, una fórmula de protección. Tras vencer en la eliminatoria copera ante el Atlético de Madrid, en una victoria que se orquestó a través de las transiciones rápidas, Mascherano valoró los riesgos de un fútbol más directo: “Entramos en ese ida y vuelta al que te puede llevar el Atleti. Hoy salió cara pero en algún momento también puede salir cruz”. La advertencia puede ajustarse al partido del próximo domingo, ante el Real Madrid, un equipo feroz en el juego de transición.

Mascherano afronta el Clásico ante el Madrid con la misma seriedad con la que vive. El argentino es un ejemplo de sacrificio y compromiso, que parece trasladar su lectura del juego a los micrófonos, en los que se explica con corrección y con argumentos sólidos. Ante las dudas que genera el estado físico de Busquets, Mascherano gana opciones para jugar en la media. Sus palabras, a dos días del clásico, dicen mucho de él, de su sentido del juego y de su compañerismo: “Ojalá llegue Busi aunque yo tenga que verlo desde el banco. Lo que le conviene al equipo es que juegue Sergio, porque es el mejor en esa posición”.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1: sport.es. Foto 2: futbolparatodos.com.ar

NOCHE DE CHAMPIONS EN EL CAMP NOU

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El Barcelona recibe al Manchester City en la vuelta de los octavos de final. A su favor juegan el resultado de la ida (1-2), el buen momento de los blaugranas y la grada del Camp Nou, que ha recuperado la ilusión en el momento crucial de la temporada. El Barcelona inicia su semana clave con un partido trampa. Pese a la proximidad del Clásico, el Barcelona debe mantener la concentración frente al club inglés, que llega herido en su orgullo y mantiene alguna opción en la eliminatoria. Luis Enrique insiste en que su plantilla no va a descuidar su partido ante el Manchester City, un rival que es capaz de fabricar un gol en un acelerón de Agüero o una sutileza de Silva.

El Barcelona no olvida la eliminatoria de la pasada campaña ante el conjunto de Pellegrini. El Barça dominó la posesión y supo hacer daño al rival. Pero el City resistió en los peores momentos y en la segunda parte llegó a enmudecer al Camp Nou. Hasta que llegó la sentencia de Messi (mediada la segunda parte), Valdés había tenido que intervenir de urgencia en dos disparos de Nasri y Kolarov. Kompany hizo el gol del honor y Dani Alves firmó el segundo tanto del Barcelona. En su celebración reprochó a la grada del Camp Nou sus murmullos durante todo el encuentro, una prueba más de que no fue un partido cómodo para los blaugranas. Y el recuerdo de aquel partido alimenta la prudencia del Barcelona, por mucho que el City tenga ahora peor aspecto.

El Manchester City viene de perder parte de sus opciones en la Premier tras la derrota ante el Burnley y se juega la temporada a una carta en el Camp Nou. Mansur bin Zayed al Nahyan es el líder del grupo inversor Abu Dhabi United Group for Development and Investment que se hizo con la propiedad del Manchester City en 2008. Khaldoon Al Mubarak es la parte visible de una sociedad afincada en los Emiratos Árabes y preside el club desde Manchester. Los jeques construyeron un equipo poderoso con el objetivo de consagrarse en Europa. Su músculo financiero ya le ha otorgado dos ligas, una League Cup, una Community Shield, una FA Cup y el trono en la ciudad de Manchester, que tradicionalmente estaba en poder del United. Pero no ha sido capaz de alcanzar triunfos en Europa, frente a presupuestos tan ambiciosos como el suyo. El Manchester City siempre ha caído lejos de las rondas decisivas de la Champions. Fue eliminado en fase de grupos cuando coincidió con el Real Madrid y el Bayern Múnich y perdió frente al Barcelona la temporada pasada. Esta temporada fue segundo en el «grupo de la muerte» y volvió a emparejarse con el Barça en la fase de eliminatorias, en un momento en el que el equipo parece haberse estancado.

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En una de las temporadas más pobres de los últimos tiempos, las dudas se ciernen sobre la figura de Pellegrini, que ha encontrado en el Barcelona y en la Champions sus mayores obstáculos. El técnico no vive sus mejores días en el banquillo del Etihad Stadium, y la eliminatoria frente al Barça puede ser decisiva para valorar el crédito que le queda a su proyecto. Al entrenador chileno le persigue la fama de que a sus equipos les falta carácter en Europa. Una fama que surgió con el penalti fallado por Riquelme en las semifinales de Champions ante el Arsenal, que volvió a aparecer en su etapa como entrenador del Real Madrid o Málaga y que ha aumentado en el banquillo del City. Y allá donde fuera a Pellegrini siempre le acechó la sombra del Barcelona, que le ha derrotado en 16 de sus 24 enfrentamientos. Fue cesado del banquillo del Real Madrid al no poder desbancar al Barça de Guardiola, sufrió en sus visitas al Camp Nou cuando dirigía al Málaga y el año pasado perdió la eliminatoria de octavos ante el Barça del Tata Martino.

Con la liga muy a favor del Chelsea de Mourinho y sin muchas posibilidades en el resto de los títulos, el Manchester City apura sus opciones de la temporada en un gran escenario. El Barcelona parece haber recobrado la armonía y disfruta con la sonrisa de Messi, que vive uno de esos momentos de inspiración que se reservan a los genios. Posee plena libertad para inventar y lidera el juego del Barcelona en todos sus registros. El año pasado decidió el encuentro cuando había síntomas de preocupación en la afición blaugrana. En la ida del Etihad, esta temporada, Messi dirigió al Barça en un gran partido, pero falló en la sentencia desde los once metros. Pellegrini agradece la oportunidad que le concedió el error del argentino y planea el asalto del Camp Nou. El regreso de Touré, el poderío de Kompany, el talento de Silva y el gatillo de Agüero son las armas con las que cuenta el técnico chileno.

Una vez más, la Champions, Messi y el Camp Nou medirán la suerte de Pellegrini y del Manchester City.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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[1] El Manchester City pretende imitar la organización de la cantera blaugrana en su club. Ha invertido en la formación de futbolistas y ha contratado a miembros de la antigua junta directiva del Barcelona: Ferrán Soriano y Txiki Berigistan.

PÁNICO EN EL BERNABÉU

3-4. El Schalke hace tambalearse a un campeón sin personalidad

El Madrid consiguió la clasificación para los cuartos de final de la Champions League, en una noche de pánico en el Bernabéu. El Shalke 04, un equipo solidario y trabajador, estuvo a punto de remontar la eliminatoria y consiguió sembrar el miedo en la grada madridista.

El Bernabéu comenzó a pitar a su equipo a los 10 minutos de partido. Para entonces, el Schalke ya había tenido dos llegadas claras, y los problemas del Madrid empezaban a ser evidentes. La noche que debía reconciliar a jugadores y afición, una noche que el madridismo esperaba plácida, se convirtió en una pesadilla en la que el fantasma de una eliminación humillante pudo percibirse desde el principio. El Schalke, un equipo con fama de tosco y defensivo, se hizo con el control del juego. Atacó con peligro en corto y en largo, en combinaciones que encontraban una y otra vez la espalda de los mediocentros madridistas, o en balones largos que Huntelaar y Choupo-Moting ganaban a los centrales. El joven Meyer interpretó brillantemente los espacios que se creaban entre las líneas del equipo de Ancelotti, una vez más demasiado largo, incapaz de coordinar su presión y de controlar el partido mediante la posesión.

El Shalke se adelantó en otra jugada conducida por Meyer, que abrió el balón a la banda derecha. El centro de Barnetta encontró a Fuchs en el segundo palo, un lateral izquierdo a quien Bale renunció a perseguir, liberado por una mala basculación de Arbeloa. Tampoco Casillas estuvo acertado y no pudo detener un disparo centrado. El gol desató la ira del Bernabéu contra su equipo, un muñeco de trapo en las grandes y torpes manos del Schalke. Ni siquiera el cabezazo de Cristiano en un córner sacado por Kroos sirvió para silenciar el clamor. El Madrid seguía siendo un equipo atenazado, previsible y mecánico en ataque, despistado en defensa. Kroos y Khedira, la pareja de mediocentros de la Alemania campeona del mundo, perdían la batalla a campo abierto a la que el planteamiento de Ancelotti les conduce. Entre ellos y la defensa, entre ellos y los tres atacantes que por momentos parecen desconectados del resto del equipo, aparecen grandes praderas donde los rivales esconden la pelota.

El Schalke pudo volver a adelantarse en un espléndido disparo de Huntelaar que se estrelló contra la escuadra. El delantero holandés le ganó la partida a Varane para recoger la dejada de Choupo-Moting, como volvió a ganársela en el segundo gol, para empujar el manso rechace que Casillas dejó tras un disparo de Meyer, en una nueva muestra de la desidia del Madrid en defensa. Como ocurrió tras el primer gol, el Madrid reaccionó rápido con otro poderoso remate de cabeza de Cristiano, con el que supera a Messi como máximo goleador histórico de la Liga de Campeones. El portugués no tuvo su mejor día, acabó indignado con la grada y con sus compañeros, pero apareció en dos momentos clave en los que el Madrid parecía hundirse, e intentó levantar el ánimo de un equipo sobrecogido.

El Madrid se adelantó en la segunda parte tras una demostración de clase y frialdad de Benzema, pero ni siquiera así pudo controlar el encuentro. Modric entró como salvador del Madrid y el equipo mejoró en la distribución de balón. Sin embargo, el Schalke, que completó uno de sus mejores partidos en los últimos años, ya se había dado cuenta de que podía ser su gran noche. Conscientes del gran escenario en el que se encontraban, envalentonados por la hostilidad del madridismo hacia los suyos, los alemanes se fueron creciendo a lo largo del encuentro. Sané, otro joven osado que había sustituido a Choupo-Moting, encontró el espacio que necesitaba para combinar con Meyer y Barnetta. Recibió el balón en la esquina del área y tuvo tiempo para preparar el disparo sin que Coentrao o Pepe le estorbaran. Casillas hizo la estatua mientras la pelota entraba pegada a su palo derecho.

El Schalke arriesgó y el Madrid, más partido que nunca, aceptó el intercambio de golpes. En otra conducción de Sané, Modric tocó el balón lo justo para asistir a Huntelaar, otra vez más listo que los centrales del Madrid, que fusiló a Casillas. El holandés es uno de los mejores delanteros centro de Europa. Tiene un fantástico disparo, es poderoso en el juego aéreo e inteligente en la búsqueda de desmarques y de segundas jugadas. Tiene la categoría suficiente para consagrarse en un equipo grande.

Los diez minutos finales, con 3-4 en el marcador, se hicieron eternos para el madridismo. Los jugadores perdían tiempo, los recogepelotas escondían el balón y la afición pitaba. El descontento se había transformado en miedo. El Schalke tuvo dos ocasiones para conseguir la clasificación para cuartos, pero Casillas acertó en los disparos de Sané, en una jugada muy similar al tercer gol, y de Howedes, que recogió en el área la dejada de Huntelaar cuando el partido moría.

El pitido final acabó con el pánico pero no con las protestas del Bernabéu. Casillas intentó forzar una reconciliación llamando a los jugadores al círculo central. Ancelotti inició su rueda de prensa pidiendo perdón y diciendo que los pitos son “merecidos”. El Madrid caminó por un precipicio y estuvo muy cerca de caer. Muchos señalan el partido contra el Schalke como el día en que los de Ancelotti tocaron fondo, pero nada sugiere que la dinámica del equipo vaya a cambiar. Da la sensación de que al Madrid le faltan jugadores, de que el banquillo solo sirve para dar descanso a los titulares y nunca para aportar algo nuevo. Al equipo le falta aliento y creatividad, y parece que la delantera funciona como un ente independiente del resto del equipo, asilada de los medios tanto en defensa como en ataque. Pero lo que más molesta la afición es que, en momentos como el partido de ayer, cuando se vislumbra la tragedia, los jugadores parecen paralizados, oscilando entre la impotencia y la indiferencia, o quién sabe si presa de un ataque de pánico.

Foto 1: www.sportsmole.co.uk Foto 2: www.ligabbva.com

Diego Rodríguez Gascón

A DOS SEMANAS DEL CLÁSICO

Noticia-134656-barcelona-rayo-vallecano-liga-bbva Los resultados son el prisma desde el que se mira el fútbol y están condicionados por la inercia de los equipos y el capricho de la fortuna. La fortuna y la inercia sonríen ahora al Barcelona, que ha encontrado cierta estabilidad en el momento más delicado del Real Madrid. Es evidente que el Barcelona ha invertido su estado anímico. La derrota en Anoeta cuestionó el proyecto de Luis Enrique: el Barcelona carecía de un plan definido, perdía puntos en cada desplazamiento y le faltaba capacidad de respuesta ante un resultado adverso. Los medios catalanes contaban los días para que el técnico asturiano fuese destituido y se especulaba con la salida de Messi a final de temporada. Pero la reacción llegó frente al Atlético de Madrid, en el siguiente encuentro de liga. Messi lideró uno de los mejores partidos del Barça de Luis Enrique y supuso una inyección de confianza para la plantilla. El Barcelona ha encadenado desde entonces una espectacular racha de resultados, que solo se vieron interrumpidos por la derrota ante el Málaga. Sin contar el “resbalón” frente al equipo de Javi Gracía, el Barcelona ha conseguido recortarle al Real Madrid siete puntos de distancia en liga (14 victorias en 15 partidos en todas las competiciones). El equipo de Luis Enrique ha cosechado un buen triunfo en la ida de los octavos de la Champions ante el City y se ha clasificado para la final de la Copa del Rey. Para acceder a la final ante el Athletic, que se jugará el próximo 26 de mayo, ha derrotado a un sparring débil como el Elche y a dos de los mejores equipos españoles: el Atlético de Madrid y el Villarreal. A la sonrisa del Barcelona contribuye el momento de inspiración de Messi, que con su hat-trick al trote ante el Rayo Vallecano superó a Zarra con 32. “Leo consigue superarse cuando parece imposible”, afirmó Iniesta al término del partido. Messi ha mejorado en la lectura de los encuentros e interpreta las necesidades de su equipo, prestando atención al juego colectivo. El argentino se aproxima a la visión de futbolista total: marca, asiste y distribuye. Actúa a veces como un falso extremo, otras como un nueve brillante y perezoso, e incluso como un interior de buen gusto, pero siempre juega de 10. El único motivo de preocupación que rodea a Messi es su bloqueo desde los once metros: ha fallado 5 de los 11 penaltis que ha tirado esta temporada, sin contar el lanzamiento parado por Cristian Álvarez, que el árbitro Gil Manzano mandó repetir. Por lo demás, si el argentino no se ausenta en el juego, es capaz de decidir cualquier encuentro en una ráfaga de talento. Lo demostró una vez más frente al Rayo, con un hat-trick en 12 minutos. La finta y el pase de Messi sostienen a sus compañeros de delantera. Neymar está completando una gran temporada y tras tres partidos sin marcar, volvió a retomar la senda del gol ante el Villarreal, en la vuelta de las semifinales. Luis Suárez ha afinado su puntería, su gran obstáculo en los primeros meses, y vive sus mejores días de blaugrana, justo en el momento clave de la temporada. También está de dulce Iniesta, que completó un gran partido ante el Rayo Vallecano. Mezcló bien con Xavi, que sigue siendo un lujo que alterna la titularidad con la suplencia, y se asoció con Rakitic, del que Luis Enrique prescinde con demasiada frecuencia, y con Mascherano, capacitado para aliviar la ausencia de Busquets. Aunque algunos aficionados ven todavía mucho margen de mejora: el equipo se expone demasiado ante el rival, sufre en la recuperación, necesita de grandes partidos para esforzarse al máximo y los resultados dependen en exceso de la suerte de sus delanteros. Pese a ello, el Barcelona ha enlazado una serie de victorias y ha espantado los malos presagios, de momento. Luis Enrique atendió a los medios al acabar el duelo ante el Rayo y afirmó: “Los objetivos y las rachas se valorarán a final de temporada, cuando se decidan los títulos”. El Real Madrid por su parte ha dejado escapar una amplia ventaja. Sigue en una posición privilegiada para disputar la liga, pero preocupa su bajo estado de forma. Desde su victoria en el Mundialito de Clubes de Dubai, el Madrid no ha vuelto a convencer. Carece de ideas en la elaboración y su delantera está lejos de los registros de comienzo de temporada. Carlo Ancelotti estimó tras la derrota en San Mamés que el bajón del Real Madrid responde a su mal momento ofensivo. El apagón de sus goleadores lo representa como nadie Cristiano, que pese a que mantiene buenas cifras de cara a portería (por mucho que Messi le haya comido el terreno), ha perdido protagonismo en el juego. El portugués parece incómodo en los partidos: ha perdido chispa en el regate y sin fortuna en el desequilibrio, se aleja de la banda para buscar posición de remate. Sin demasiados asistentes, Cristiano pierde capacidad para decidir los partidos. Benzema ha bajado en las últimas dos semanas: sufre cuando el equipo pierde el balón y sin socios en la improvisación, se difumina en los encuentros. Bale sigue desenganchado del juego, alejado del gol y de sus compañeros. Las bajas de Modric, Ramos y James han afectado a la plantilla y el equipo está muy lejos del brillo de la primera parte de la temporada. No encuentra el equilibrio y se especula con un cambio táctico (del 4-3-3 al 4-4-2) para paliar sus defectos a la hora de controlar los partidos. Ante el Villarreal fue la falta de puntería y las estiradas de Asenjo lo que les privó de una victoria al conjunto blanco. Pero la imagen que dejó el equipo blanco en San Mamés fue más preocupante, con demasiados síntomas de desidia de algunos futbolistas, que se disolvieron en la atmosfera de San Mamés. La victoria del Athletic la firmó Aduriz, el solista imprescindible del equipo vasco, con un plástico y contundente remate de cabeza. El Athletic culminó con el vuelo de Aduriz su semana mágica: venció al Eibar en el derbi vasco, al Espanyol en la vuelta de las semifinales de Copa y pudo con el Real Madrid en su estadio. El equipo de Ancelotti afronta una semana delicada y espera volver a vencer en Champions, de momento la competición en la que se está mostrando más sólido. La recuperación de sus estrellas, más cuestionados que nunca por la prensa, será fundamental para convencer al Bernabéu. Las mejores noticias para el Madrid llegan desde la enfermería, con la recuperación de Pepe, que fue de lo mejor de Bilbao, y la vuelta de Sergio Ramos y de Luka Modric, dos piezas fundamentales de la columna vertebral de Ancelotti. A la espera de que Kroos e Isco reencuentren su mejor versión física, el Madrid quiere aprovecharse de un rival débil como el Schalke 04, que fue inofensivo en Alemania. A dos semanas del clásico, la única certeza es que todo puede cambiar: el fútbol es un deporte que se construye con realidades efímeras. [1] . .

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1: http://www.libero.pe; Foto 2: AP q4p.co; Foto 3: deportes.elpais.com

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[1] Como dijo Isco en la zona mixta de San Mamés, no sabemos si en serio o en broma: “Los equipos tienen altibajos, unas veces estás arriba y otras veces estás abajo”.