RIVALES: EN LA HISTORIA Y EN EL JUEGO

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El Atlético y el Real Madrid se enfrentan hoy (16:00 h, Vicente Calderón, Canal + Liga) en el sexto derbi madrileño de la temporada. Sucede que el destino de los títulos en los últimos tiempos ha estado vinculado al duelo entre los dos grandes equipos de la capital. Y sucede también que Diego Simeone hizo olvidar a los atléticos la maldición ante el vecino en una final de Copa. Desde entonces el equipo rojiblanco ha sido capaz de batir al Madrid hasta en cuatro ocasiones. El cambio de tendencia se acentúa en los cincos partidos que han disputado esta temporada, en los que el Atlético no conoce la derrota. El Madrid, por su parte, sonríe mirando a Lisboa, y presume que eligió el mejor partido posible para vencer a los rojiblancos. Ante un nuevo episodio en el Calderón, el equipo de Ancelotti se ampara en la vuelta de Cristiano y en el talento de Isco y Benzema para que el viento vuelva a soplar a su favor.

El equipo blanco viene de vencer al Sevilla en un partido disputado y accidentado, de esos que se deciden en pequeños detalles y que dejan víctimas por el camino. Las lesiones de Ramos y James condicionan el futuro del Madrid y el planteamiento de Ancelotti. Para paliar la ausencia del colombiano, el Madrid tendrá que recurrir a un futbolista de menor imaginación, entre los que se incluyen Illarramendi, Khedira o Lucas Silva. La baja de Ramos desestabiliza la defensa blanca y será Nacho Fernández el que ocupe su puesto. Frente al Sevilla dio muy buenas sensaciones y mostró tener mimbres de gran central. Sorprendió por su oficio y rapidez, pero se intuye que el examen del Calderón será más exigente. Le acompañará Varane, probablemente el central con mayor proyección del mundo (sobre todo si su rodilla no le incordia y corrige algunos fallos de concentración). La sanción a Marcelo le priva al Madrid de uno de los futbolistas con mayor desequilibrio del equipo, especialmente en el juego posicional. Lo más lógico es que le sustituya Coentrão, aunque no se descarta ver a Arbeloa en el carril izquierdo, lo que podría ser una ventaja para Griezmann si se despliega por ese costado. No hay dudas ni en el lateral derecho, hábitat de Carvajal, ni en el mediocentro, donde formará Kroos, un futbolista académico, preciso y eficaz. Las mejores noticias para el Madrid llegan con la vuelta de Cristiano, con la madurez de Isco y con el momento de Karim. Ante el Sevilla las mejores jugadas llegaron bajo la lumbre de Isco y Benzema, especialmente en la segunda parte, en dos o tres bonitas combinaciones. Los goles partieron también de esta pareja, que representa la improvisación en el equipo de Ancelotti. Cristiano, por su parte, regresa de una sanción y llegará fresco para amenazar al Atlético. Está a dos goles de igualar a Di Stéfano como máximo goleador ante el equipo del Manzanares y Simeone le prepara un férreo sistema defensivo. Isco, Benzema y Kroos serán los encargados de alimentar el instinto asesino de Cristiano. Otra buena noticia para el equipo blanco es que Jesé cada día se parece más al jugador que fue antes de romperse la rodilla. Por su parte, Bale parece desenganchado del juego, alejado de sus compañeros. Dolido por los pitos del Bernabéu, ante el Sevilla sintió que el público está en su contra. Y lejos de corregir aquello que le reprochan, jugó demasiado pendiente de saciar su apetito. Aunque el galés no está en las mejores condiciones físicas, es un futbolista que crece en los grandes momentos y, al menos, en el Calderón los pitos no responderán a la ingratitud sino a la costumbre.

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El Atlético de Madrid llega después de desenvolverse con soltura en el barro de Eipurua. Quizá porque el campo favorecía algunos de las virtudes del Atlético de Madrid: la intensidad, el rigor táctico, la pegada. Virtudes que han sido fundamentales en las victorias de los colchoneros ante el equipo de Ancelotti. Simeone parece haber encontrado la fórmula para sujetar al Madrid. El técnico propone partidos volcánicos, jugados en pocos metros, en los que no se escatima en la disputa. Se repliega con facilidad, construye una sólida empalizada y se dispara para buscar a Casillas en pocos segundos. Compite como nadie y sabe asociarse con precisión y facilidad. Porque aunque el equipo rojiblanco construye sus victorias desde el trabajo y la solidaridad, no hemos de olvidar que también sabe jugar muy bien al fútbol, especialmente cuando Arda, Griezmann y Koke se encuentran. La solidez de su defensa no se cuestiona y los piezas que ha introducido Simeone se han integrado a la perfección: Godín y Miranda se mantienen como centrales titulares (Jiménez ha mostrado que es un central duro y de gran proyección cuando ha tenido la oportunidad), Juanfran persiste como lateral derecho, Siqueira no es Filipe Luis pero está en ello y Moyá ha encajado a la perfección.

La llegada de Torres y las variantes del mediocampo le dan a la plantilla mayor profundidad. La sensación es que El Niño esperará en el banquillo, en busca su primer gol en liga tras ilusionar en la copa, y también lo harán Raúl Jiménez y Cani, futbolistas que pueden aportar en los segundos tiempos. La duda es ver si Simeone descarta del once también a Mario Suárez o Saúl, jugadores complementarios que han sido utilizados en partidos importantes. A Simeone le gusta ser un enigma para el rival y plantear ciertas incógnitas. Lo lógico es que forme con un mediocampo aguerrido con Tiago, Gabi y Raúl García, con la intención de escoltar a Koke en la elaboración. El jugador madrileño es fundamental para resguardar el balón y servir pases decisivos. En esa labor le ayuda como nadie Arda Turan, aunque Simeone ante el Madrid suele prescindir de él al inicio. Para que el turco salga a domar el partido en el segundo tiempo, cuando sus compañeros necesitan oxígeno. Aún así la participación de Arda en el once es otro de los secretos que esconde el técnico argentino. Lo que sí ha confirmado Simeone es que en punta formarán Mandzukic, que viene de hacer un gran partido frente al Eibar, y Griezmann, que vive su mejor momento desde que llegó al Atlético. El croata condiciona el modo de jugar del equipo y tratará de aguantar el balón si el equipo está encerrado, de prolongar para Griezmann al espacio y de buscar el remate. No en vano se estrenó como goleador ante el Madrid, en el gol que valió el título de la Supercopa. El francés lleva semanas iluminado y sus aceleraciones con el rival desprotegido pueden decisivas. En la eliminatoria de Copa fabricó los dos goles de Torres en el Bernabéu, se desmarcó al espacio, ayudó a conservar el balón y generó ventajas. Ha sido nombrado mejor jugador del mes de Enero y se le ve fino, rápido, comprometido e inspirado. Casillas medirá la zurda de Griezmann en un duelo que tendrá al Calderón como testigo.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1: ibtimes.com

Foto 2: pase final.com

VOCABULARIO DE ONCE CONTRA ONCE

ANTÓN CASTRO // REGATE EN EL AIRE /

sensei_630x354_zweiteilungNeuer-Romero. El alemán, cancerbero del Bayern, es uno de los mejores de Europa: va bien por arriba y por abajo, tiene grandes reflejos y está tan atento que asume la condición de libre por necesidad. ‘Chiquito’ Romero pasó de estar cuestionado a ser un héroe. Es un meta irregular que no es titular en el Mónaco. Ha ido de menos a más.

 

2_2972872kLahm-Zabaleta. El capitán de la selección y del Bayern es uno de los jugadores más finos de Alemania y un líder. Impecable arriba y abajo. Zabaleta es un lateral fuerte, pugnaz, voluntarioso, un tanto deslavazado. Pragmático, se va arriba con más empeño que clase.

 

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Garay-Boateng. Dos centrales parejos: intensos, van bien por arriba, difíciles de desbordar, atentos.

 

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Hummels-Demichelis. No tienen nada que ver. El germano ha sido comparado con Beckenbauer: es elegante, saca el balón jugado y tiene personalidad. Algo lento en el uno contra uno; cabecea de maravilla. Demichelis es un veterano que intenta cumplir partido tras partido. Es más duro que elástico, más constante que rápido. Tiene el rasgo común de los argentinos: compite muy bien.

 

beneHowedes-Rojo. Cumplen, se despliegan, defienden y atacan con corrección. Rojo parece tener más presencia en el equipo; Howedes pasa más inadvertido, pero ante Brasil demostró que sabe atacar.

 

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Schweinsteiger-Enzo Pérez. El jugador alemán es un medio poderoso, de control, despliegue y llegada. Versátil. Marca y acude al ataque, y siempre está ahí. Esforzado y con buen toque. Enzo Pérez es el volante clásico: trabajador, serio, complementario. Es capaz de hilvanar un buen regate y un buen pase, pero no puede decirse que sea un futbolista de brillo.

 

2014-635407995817384066-738Kroos-Mascherano. Dos de los grandes jugadores de Alemania y Argentina. Kroos es el centrocampista que cualquier equipo sueña para su juego. Es imponente y técnico, es disciplinado e inventa. Posee clase y habilidad para realizar un fútbol preciosista, de combinación y tránsito rápido, y sabe acomodarse a un partido trabado, y ahí asoma su fuelle, su seriedad y su excelente disparo con las dos piernas. El Mundial ha revelado su madurez. A Mascherano ya le pesan los años y los partidos; en cuanto a calidad nunca le ha sobrado nada. Pero es el Jefecito y el Jefazo. Mirada de acero, tensión, pasión por el país y su tradición futbolística, y ascendencia sobre el bloque. Y, además, protege a Messi a conciencia.

 

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Khedira-Lucas Biglia. Khedira es un jugador físico, con movilidad, iniciativa y mucha resistencia. Con Alemania, además, se atreve a llegar al área. Löw ha confiado en él y le responde con sacrificio y acierto. Biglia mandó al banquillo a Gago; parecen clónicos: académicos y técnicos. Es más enérgico y batallador que su compañero.

 

pict.phpMüller-Messi. El alemán puede ocupar cualquier puesto de la delantera. Está sembrado de genialidad, confianza e inspiración. Parece lunático, como si fuera a su aire. Pero siempre aparece con su instinto goleador y con una jugada circense. Messi es el artista absoluto de este juego con un palmarés asombroso. Aquí es otro: parece un náufrago, quizá esté enfermo, quizá nunca vuelva a ser el que fue. Lleva una década a un increíble nivel. Argentina espera de él su penúltimo milagro.

 

7_2972867kÖzil-Lavezzi. Özil es un futbolista de la sutileza, de la estirpe de Magath, Netzer, Overath o Hansi Müller, pero está jugando un Mundial flojo. Se redimió ante Brasil. Lavezzi, por ahora, es todo coraje, entrega. No resiste la comparación con el ‘Kun’ Agüero o con Di María, pero ahí está, sin volver la cara.

 

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Klose-Higuaín. El alemán es efectividad, convicción, sed de gol e insistencia. Se desmarca muy bien y ahí sigue, a los 36 años, con el olfato abierto. A Higuaín no se le ve bien físicamente ni iluminado de acierto. Recuerda a un caballo asturcón, pesado de cadera. Se alivió con el gol que le marcó a Bélgica.

 

(*) Este artículo se publicó en Heraldo de Aragón el 13 de julio de 2014.

BRASIL: TODO O NADA

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La anfitriona ha llegado a semifinales en un torneo muy importante para el país. Lo ha conseguido gracias a su oportunismo y fortuna, salvando las dudas y el miedo. Brasil derrotó a Colombia en Fortaleza y se medirá a Alemania en Belo Horizonte. Hasta llegar allí ha vivido en una montaña rusa de emociones: no ha convencido en el juego, ha traicionado el estilo histórico de su selección y ha pasado por momentos críticos. Aun así ha llegado al punto de la competición que se le exige.

Ante Colombia mostró sus virtudes y sus defectos. Al inicio fue un equipo muy físico, capaz de arrollar al rival en la disputa y de robarle su identidad. Un combinado que, sin destacar en la asociación, con más músculo que ideas, es capaz de encontrar posiciones de remate. En la segunda parte, Colombia creció en el partido y Brasil se desfondó y tembló. Al final, con sus centrales destacando en las dos áreas, consiguió una victoria balsámica. Acabó dejando dudas en el juego, siendo dominada por la Colombia de Pékerman y la revelación James Rodríguez, capaz de desestabilizar cualquier defensa. Brasil ganó el partido pero sufrió un duro golpe en el minuto 88. Neymar recibió un rodillazo de Zúñiga en el costado en una acción dura que pilló al brasileño desprevenido. El parte médico confirmó los peores presagios: Neymar tenía una fractura en la tercera vértebra lumbar. Y no hay peor noticia para la selección de Scolari, que ha perdido al único futbolista capaz de cambiarle la cara a un equipo plano y triste. Su lesión fue elevada por los medios a la categoría de tragedia nacional. Se distribuyeron fotos e incluso algún video (*) de su novia Bruna Marquezine llorando en el hospital. La estrella, siempre postrado en una camilla, “necesitaba” respiración asistida y su técnico Scolari ha declarado que en el momento de la acción Neymar no sentía las piernas. Aunque la prensa sensacionalista exagere de un modo asombroso, es cierto que la ausencia de su mejor futbolista hace menguar las posibilidades de la selección de Scolari.

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Brasil es un país especial, que se debate entre el ruido de las manifestaciones y el bullicio de un Mundial gris. Es un lugar con tendencias autodestructivas y el fútbol es la debilidad del pueblo. El Mundial es utilizado por el gobierno como una especie de cortina de humo para camuflar sus irregularidades y Neymar es sin duda el ojito derecho de la afición. Por eso lo que es una mala noticia se convierte en una tragedia futbolística para un país que vive con la ansiedad perpetúa de ganar en su terreno. El Maracanazo de Uruguay en 1950 es una sombra constante que parece transmitirse de generación en generación. Y la lesión de Neymar pone a Brasil al borde del precipicio. Lo único positivo que se puede sacar es que el vestuario brasileño, herido en su orgullo, parece unirse ante las adversidades. Ante Alemania deberán apelar al factor emocional y al apoyo de su público.

Las malas noticias no se acaban con la ausencia de Neymar. Thiago Silva tampoco jugará ante Alemania por sanción. Y la del central es una baja tan sensible o más que la del 10. Thiago Silva es el líder de la mejor pareja de centrales del torneo. Es un central limpio, rápido al cruce, bueno en el juego aéreo, muy difícil de rebasar y que parece salir siempre beneficiado de las disputas. Además tiene mucha jerarquía en el juego e impone respeto sobre compañeros y rivales. Sirve de central escoba y puede tapar los huecos que deja su compañero David Luiz, más impetuoso y con mayor facilidad para prodigarse en ataque. Ante la maquinaria alemana sufrirán y es que a Brasil le faltan sus dos pilares fundamentales y el himno no siempre da para ganar partidos.

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Sobre todo si el rival es Alemania, un equipo solvente y difícil de batir. La Mannschaft parece ser la selección que avanza con mayor seguridad en el torneo, aunque ha dejado dudas en momentos puntuales. La lesión de Reus antes del Mundial y el bajo rendimiento de Özil y Götze la han convertido en un equipo previsible. Su propuesta de juego funciona mejor en la teoría que en la práctica. Básicamente porque han heredado los vicios del Barcelona y de la selección española y les falta la brillantez en el juego de sus modelos de imitación. Joachim Löw sigue sin encontrar la estabilidad en el once y cambia el plan del partido en muchas ocasiones. Pero es un equipo pragmático, que necesita poco para ganar partidos. Kroos, Khedira y Schweinsteiger dirigieron ante Francia a una Alemania excesivamente calculadora, que ganó con un remate del gran Hummels. Un equipo que falló a la hora de sentenciar y sobrevivió en los minutos finales gracias a Neuer, que presentó su candidatura a mejor portero del Mundial.

Alemania afronta su cuarta semifinal consecutiva y se enfrenta a su rival en la final del Mundial de Corea y Japón de 2002. En la última de las siete finales disputadas por la selección alemana, Ronaldo le dio el título a la canarinha tras ganarle el pulso al héroe teutón, Oliver Kahn. En aquella ocasión Brasil tenía estrellas en la delantera y no en la zaga. Alemania confiaba entonces gran parte de sus opciones al acierto de su portero.

La seleção desde el mundial de USA 94 se ha ido convirtiendo en un equipo cada vez más defensivo, algo que en este campeonato se ha elevado a su máxima expresión. Más allá de eso, aquellas selecciones (1994, 2002) a veces se libraban de la mano de entrenadores tacaños como Parreira y Scolari. Prometían momentos de grandeza, un punto de unión con su tradición futbolística. Esta Brasil sin embargo se ha desligado de sus predecesoras y da mayor importancia a conceptos como la presión o el choque que a la imaginación o al talento. Ha apostado por un juego intenso, donde las individualidades se reservaban al héroe caído.

Todo lo contrario que Alemania, que ha dejado atrás el juego exclusivamente físico. Y se mide a un Brasil debilitado por las ausencias, que ya no fomenta el juego asociativo. Las tornas han cambiado, ahora Alemania quiere jugar y Brasil prefiere contener.

 

 

Jorge Rodríguez Gascón.

 

(*) La empleada del hospital que grabó las imágenes de Neymar llegando a Urgencias ha sido despedida por distribuir las imágenes y por hacer un gesto en el que parecía mofarse de la gran figura brasileña.