El partido entre el Barcelona y el Manchester City fue durante muchas fases un duelo entre dos equipos que parecen hermanos. Dos plantillas que entienden el fútbol desde posturas similares. La diferencia llegó en botas de Messi, que supo aprovechar los errores de un rival dócil en las jugadas más comprometidas. En un partido extraño, marcado por las lesiones y el regreso de Guardiola al Camp Nou, el City le dio demasiadas ventajas a la delantera del Barça. Especialmente a Messi, que volvió a ser el verdugo de los citizen y del que fue su técnico. No importa que parezca alejado del juego y del partido, porque cada uno de sus arrebatos tiene incidencia en el marcador. También aprovechó las concesiones Neymar, veloz y atrevido como de costumbre, y Suárez, que estuvo insistente y generoso. Guardiola no disfrutó de su regreso, a pesar de que consideró una victoria que sus chicos fueran fieles a sus principios. La realidad es que salió del Camp Nou goleado, con la impresión de que está algo lejos del siguiente escalón, que se turnan entre Barcelona, Real Madrid y Atlético. Y eso que si el fútbol fuera un juego sin porterías, el Manchester City habría estado cerca de la victoria. “Tengo la sensación de que hoy no hemos estado tan mal (…) La primera parte hemos jugado bien, teniendo en cuenta de dónde venimos y que nos conocemos desde hace muy poco. Pero queríamos ser un equipo valiente y atrevido y lo hemos sido (…) Hasta la expulsión, el partido estaba abierto. La última vez que vinimos controlamos el juego pero no creamos ocasiones. Hoy hemos llegado a línea de fondo varias veces y hemos creado oportunidades para marcar uno o dos goles. Pero ya conocemos al Barcelona y sus delanteros, cuando llegan te castigan”, resumió Guardiola, al que se le ha reprochado la suplencia de Agüero.
Soluciones tácticas
Se esperaba el fútbol más vistoso en el Camp Nou y no llegó porque ambos equipos comparten el método en el inicio del juego, la voluntad de robar el balón en campo contrario. Durante algunos minutos se anularon, como si conocieran el siguiente paso del rival. El Barcelona tuvo, eso sí, todo el oficio que le faltó al City. A pesar de sus buenos modos, no hubo un solo jugador con dotes de mando en el equipo. Más allá del pase inteligente de Gundogan, del juego sutil de Silva, de la llegada de De Bruyne o del descaro de Sterling, Guardiola no encontró ayer un líder capaz de aplicar a sus compañeros. Los despistes en las jugadas que precedieron a los goles decidieron un partido marcado por la riqueza táctica. Luis Enrique lo resumió en sala de prensa: “Ha sido un partido en el que han pasado muchas cosas: lesiones, expulsiones, jugadores en posiciones que no son las habituales (…) Ha habido errores muy graves y eso siempre es una ventaja. En estos partidos en que los dos equipos tienen calidad y se van a decidir por pequeñas cosas, aprovechar esos errores como lo hemos hecho hoy es clave. (…) Este es un juego de errores. Los equipos que intentamos crear y que queremos jugar desde atrás, aceptamos que esto puede suceder porque a la larga nos da mucho más de lo que nos quita”. En esas acciones, la fortuna sonrió al Barcelona. En las áreas reinaron Messi y Ter Stegen y tropezaron Fernandinho, Bravo o Stones, algunas de las apuestas más personales de Guardiola. Luis Enrique reconoció tras el partido la exigencia de jugar ante los equipos que dirige el de Santpedor: “Estoy un poco cansado, no solo por la preparación del partido sino por lo que significa jugar contra Pep. Menos mal que solo hay un Guardiola.”
Si pudo lamentar algo el Barcelona fueron las lesiones de Piqué y Jordi Alba, que dejan a su zaga bajo mínimos. Entre tanto, en un partido lleno de rarezas y contratiempos, Iniesta confirmó su condición de todocampista y Umtiti mostró que le sientan bien los grandes partidos. Por una vez y sin que sirva de precedente, parece que el Barça ha acertado en el fichaje de un defensor.
Factor Messi
El Barça no necesita un futbol brillante para sacar lo mejor de Messi, que juega a su ritmo, pendiente de las acciones definitivas. Es el máximo goleador de esta edición (6) y en los mismos partidos (2) ha corrido 7 kilómetros menos que David Silva o Kevin De Bruyne, las estrellas del City. El partido volvió a recordar a la semifinal de 2015, en la que Messi ejecutó sin compasión al Bayern. La advertencia de Guardiola para aquel partido sigue vigente: “Un talento de esta magnitud no se puede defender”.
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