APUNTES DEL CLÁSICO

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El Clásico enfrenta a dos de los mejores equipos del mundo. El duelo no será decisivo –el vencedor será líder con una diferencia mínima-, pero puede ser un punto de inflexión para dos conjuntos que han alternado fases brillantes y mediocres. Real Madrid y Barcelona representan dos concepciones diferentes del fútbol, dos estilos antagónicos cuyos límites se han difuminado en algunos momentos de la temporada. El Madrid ha sumado a su brutal contragolpe la capacidad de controlar los partidos a través de la posesión. En su mejor momento de la temporada, el centro del campo formado por Kroos, Modric, Isco y James dominaba y ganaba los partidos a través de la combinación, si bien mantenía su gusto por el contraataque. Sin embargo, en la última fase de la temporada, con las bajas de Modric y James, el Madrid ha perdido imaginación y se ha visto obligado a recurrir a su arma más natural. Del mismo modo, en algunas fases el Barcelona ha renunciado al juego horizontal, a posesiones largas que permitan al rival encerrarse. Lo ha hecho en favor de su delantera, tal vez la mejor del mundo en ataque posicional, pero imparables con espacio.

La defensa del Madrid parece más segura. Incluso en los peores partidos del equipo de Ancelotti, cuando el rival le creaba ocasiones con facilidad, el principal problema no estaba en los defensas, sino tal vez en la poca ayuda que ofrecían los delanteros y en la superioridad del contrario en el centro del campo. Carvajal ha dado un paso al frente esta temporada. Su enfrentamiento con Neymar, al que defendió muy bien en la primera vuelta, será una de las claves del partido. Ramos y Pepe forman una de las parejas de centrales más sólidas del mundo. Son los líderes naturales del equipo. Marcelo será fundamental para sacar el balón jugado y para crear desequilibrios. Las mejores jugadas del Madrid suelen nacer en el costado izquierdo, en combinaciones del brasileño con Isco, Benzema o Cristiano. Sin embargo las caídas de Messi a la banda derecha pueden limitar sus incoporaciones.

En el Barcelona, Piqué pasa por su mejor momento en años. En sus enfrentamientos contra el Madrid su actuación siempre ha sido un factor determinante. Se ha medido a Cristiano Ronaldo con diferentes suertes. A su lado, estarán Mathieu o Mascherano, dependiendo de si finalmente Luis Enrique arriesga y Busquets juega de inicio. El francés promete fortaleza en los balones aéreos y potencia para sostener un sprint a los velocistas del Madrid. Mascherano es la anticipación y la lectura del juego, algo importantísimo en los Clásicos. Dani Alves y Jordi Alba son dos laterales incansables que siempre ofrecen un apoyo, o doblan a su extremo en busca de la línea de fondo. El Madrid tratará de aprovechar los metros que se creen a sus espaldas, especialmente en el caso del brasileño, con menor rigor táctico.

El centro del campo del Madrid explica la amplitud de recursos con los que cuenta el equipo de Ancelotti. Su duelo con la media blaugrana definirá el partido: los dos equipos querrán imponer su juego, y el que pierda el balón deberá decidir si presiona o espera. Los papeles ahora pueden intercambiarse. El Madrid sabe hacer de Barça, y el Barça de Madrid.

Real Madrid CF v FC Barcelona - La Liga

Busquets podría volver al equipo, recuperado de su esguince de tobillo, con lo que la circulación del Barcelona ganaría fluidez. Su grado de inspiración en la salida de balón y en la lectura de los espacios siempre ha sido otro elemento vital en los Clásicos. Mascherano puede ser un fantástico sustituto, sobre todo en un partido en el que su equipo no tendrá el balón en algunas fases del partido y deberá correr para recuperar. En el Madrid, Kroos volverá a ser el eje, después de su primera jornada de descanso de la temporada, justo antes de un partido que se presume exigente. Él y Busquets son los jugadores que más pases realizan en la liga. El alemán, además de ser el responsable del primer pase del Madrid, deberá vigilar su espalda, terreno en el que Messi suele disfrutar.

Iniesta e Isco tienen algunas similitudes: ambos son malabaristas del balón, expertos en esconderlo y hacerlo aparecer en el lugar menos esperado. Isco es uno de los favoritos de la afición madridista; no solo porque algunos vean en sus regates algún gesto que les recuerde a Zidane, no solo por su capacidad de sacrificio por el bien del equipo, sino por su personalidad para pedir el balón en los momentos clave. Muchos consideran que Isco será el relevo de Iniesta en la selección, pero incluso en sus mejores días, al malagueño le falta algo de la presencia del manchego, de su capacidad para gobernar los partidos, de la trascendencia de cada una de sus intervenciones. En el encuentro del Bernabéu, Isco completó un gran partido y el balón que robó a Iniesta en el 3-1 fue para muchos un símbolo del recambio generacional. Desde entonces el nivel de Iniesta ha mejorado mucho. Su función en el juego ha cambiado. Ha retrasado su posición en el campo, pero a medida que avanza la temporada su importancia en el equipo crece. Además acostumbra a alcanzar su mejor nivel en el momento decisivo de la competición.

Modric y Rakitic completarán el centro del campo del Madrid y del Barça. Los dos croatas son fundamentales para sus equipos, que sin su presencia han perdido recursos. La recuperación de Modric es la mejor noticia para el Madrid en las semanas previas al Clásico. Es un futbolista único y uno de los responsables de la versatilidad del ataque blanco. Rakitic no tiene tanta presencia como su compatriota. Su entrada en lugar de Xavi ha hecho que su equipo pierda algo de control de balón, algo de pausa. En su lugar, el croata aporta más capacidad de trabajo y llegada. Es un jugador complementario, pero con él el Barça es más competitivo. En las grandes victorias de la temporada, Rakitic siempre ha estado presente.

Las opciones de las delanteras dependerán en gran medida de la pelea en el centro del campo. La línea de ataque del Madrid tiene menos recursos y se siente más cómoda cuando puede jugar a la carrera. Cristiano y Bale, las dos perlas del proyecto de Florentino, son jugadores demoledores cuando encuentran las condiciones favorables, gracias a su poderío físico. Aunque su 2015 está siendo gris, en el Clásico pueden encontrar espacios y ser decisivos. Cristiano está en un mal momento: enfadado con sus compañeros, con la afición, con la prensa y consigo mismo, poco claro en el juego y de cara a gol. Sin embargo hace un tiempo que el Barça se le da bien. En el Camp Nou le gustaría poder correr y aprovechar su velocidad para encarar a Piqué. El Clásico es una oportunidad inmejorable para reponerse y dar la vuelta a la situación.

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Suárez y Benzema son jugadores muy diferentes: el pundonor y la ambición frente a la sutileza y la magia. Sin embargo, ambos ejercen de nueve en un equipo en el que no son los grandes goleadores. Su aportación al equipo va más allá de los goles que marcan. Suárez completará en el Clásico su primera vuelta con el Barcelona y se ha integrado en el equipo: pelea, presiona y se desmarca sin descanso. Siempre tiene el gol en la cabeza y su entendimiento con Messi y Neymar no ha dejado de mejorar. Benzema no aporta el trabajo de Suárez, ni le recorre esa especie de furia interna que sacude al uruguayo. El francés posee el talento de los mediapuntas y el acierto de los delanteros. Combina con los laterales y con los medios, y conserva el instinto asesino para llegar al remate. Aunque se le acusa de frialdad, suele rendir en las citas importantes y ha jugado muy buenos partidos frente al Barça, al que le ha marcado 7 goles.

Neymar llega al Clásico como tercer máximo goleador del campeonato, a pesar de su sequía goleadora en Liga. Su temporada está siendo bastante buena, aunque a veces no elige bien los regates y pierde demasiados balones en zonas intermedias. Ha entendido a la perfección el juego de Messi y eso le permite disponer de oportunidades con frecuencia. El argentino será la clave definitiva del partido. Las opciones del Madrid pasan por pararle, por limitar el juego que genera. Las del Barça porque Messi esté inspirado e interprete ese papel de jugador total que reclamó en la eliminatoria frente al Manchester City. En cualquier caso, es difícil imaginar una victoria culé sin que Messi sea determinante.

El Clásico llega cuando todavía quedan muchas jornadas para decidir los títulos. No resolverá el campeonato pero puede suponer un cambio en las tendencias que marcan esta liga, que parece moverse por oscilaciones en las que el nivel de los dos grandes dibuja un par de curvas opuestas.

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Diego Rodríguez Gascón

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Fotos: aporelmundial.com   sifutbol.com   peru.com

LA PALABRA DE MASCHERANO

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“Lo conocí hace diez años, en septiembre de 2001, en el Mundial Juvenil de Trinidad y Tobago (…) Era un pibe serio, educado. Respetuoso. Era el referente del plantel. Parecía el hermano mayor de todos. (…) Aquel pibe grande creció. Pasaron los años. Jamás ahorró una gota de sudor a la hora de jugar y luchar.”

Las palabras del periodista argentino Jorge Parodi describen a Javier Mascherano, una de las voces de referencia en el vestuario del Barcelona. Su inteligencia táctica y su compromiso le otorgan un papel fundamental en el plan de Luis Enrique. El asturiano valora su lealtad y su intuición en el campo, vital a la hora de prevenir los incendios en el Camp Nou. En más de una ocasión ha elogiado su lectura del juego, una cualidad que le permite ser contundente en la anticipación y en la interrupción de los contragolpes del rival. Otra de las grandes virtudes de Mascherano es su facilidad con la palabra. Su dominio del lenguaje le concede mayor jerarquía sobre el césped, en el que a veces parece ser el intermediario de Luis Enrique. Su discurso ante los medios suele ser sensato e inteligente, el reflejo de un líder honesto y solidario. El Jefecito desveló el pasado jueves algunos de los secretos de su juego: “Lo mejor que debe tener un profesional es estar mentalizado, saber el rol que ocupa. Yo lo tengo claro y trato de ser un jugador que sume. No me siento intocable ni un jugador de referencia”.

Mascherano llegó al Barcelona en 2010 procedente del Liverpool, a cambio de 22 millones de euros. En su presentación declaró: “Sería un necio si pensara que vengo aquí a jugarlo todo (…) En las posiciones en las que puedo jugar yo hay tres campeones del mundo. Es un orgullo poder aprender de ellos y crecer a su lado”. Las bajas en la zaga culé a lo largo del año obligaron a Guardiola a situar a Mascherano de central en la fase decisiva de la temporada y el argentino cumplió con creces las expectativas de su entrenador. Aquel Barcelona alcanzó la cima del fútbol en Wembley y Guardiola ensalzó el trabajo silencioso de El Jefecito: “A Mascherano no lo cambiaría jamás. Me parece el mejor fichaje del Barcelona en los últimos años. Es único”. El Jefecito respondió así a Guardiola: “Yo vine acá para hacer de bombero, para tapar agujeros”.

Mascherano se ha adaptado al fútbol del Camp Nou y ha mejorado en la circulación de balón, especialmente cuando busca el pase más sencillo. Aunque no posee la imaginación ni la fluidez de Busquets en la elaboración, el argentino lo compensa con un generoso esfuerzo en la recuperación (lleva 175 robos en la Liga BBVA). Además, su honestidad en las declaraciones le ha hecho ganarse la admiración de sus compañeros y la afición. En octubre de 2013 el Barcelona empató en San Siro ante el Milán. Mascherano regresaba de una lesión y al inicio del partido perdió un balón comprometido. Robinho lo aprovechó y puso a su equipo por delante. El Barcelona consiguió empatar en la segunda parte y aunque Mascherano estuvo acertado durante el resto del encuentro, no se olvidó de su fallo inicial. Al acabar el partido apareció con el rostro desencajado e hizo un severo ejercicio de autocrítica: “El primer gol es un error mío. Ya son varios… Duele bastante. (…) El equipo ha tenido que sufrir otro error mío y en partidos tan importantes no se pueden permitir”.

En las cinco temporadas que Mascherano lleva en la Liga Española, el mediocentro ha sabido captar la esencia del entorno blaugrana: “Si ganas, Barcelona parece Disney y, si pierdes, es la casa del terror”. La metáfora de Mascherano la utilizó Luis Enrique en el momento más delicado de la temporada, al decir que pese a las dificultades sentía que estaba en Disneylandia. La coincidencia puede ser casual o una señal de la sintonía entre Mascherano y su técnico. La importancia de El Jefecito en el Barcelona no se entiende sin la figura de Leo Messi. Mascherano es el intérprete del 10 y, a su vez, su gran protector en el vestuario. En más de una ocasión ha salido a defender a Leo ante los medios de comunicación y parece ser el intermediario en la difícil relación de Messi con Luis Enrique. Las dotes de mando de Masche y su voz firme contrastan con la timidez de Leo, que solo parece alzar la voz en el césped. En Argentina, El Jefecito era el líder real de una selección en la que Messi portaba el brazalete de forma simbólica. Sus discursos (que al parecer conmovían al 10 y a medio vestuario) y su importancia en el juego le daban honores de capitán en un equipo que se quedó a las puertas del triunfo. El propio Mascherano ha explicado en alguna ocasión cómo ejerce su liderazgo: “Nunca digo lo que alguien tiene que hacer si no lo hago yo antes para dar ejemplo”. Mascherano es, con el miembro del cuerpo técnico Pepe Costa, el confidente de Messi en el vestuario. Y probablemente ningún compañero ha definido al 10 con tanta claridad como lo hizo Mascherano al término del partido frente al Manchester City: “El fútbol nos controla a todos, pero Messi controla el fútbol”.

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Mascherano sabe que su equipo posee ahora varios registros. La idea inicial permanece intacta, la propuesta que ha encumbrado a la Masía: la de un fútbol de dominio posicional en el que se pretende dejar poco espacio al azar, a través del control del partido y la posesión. Sin embargo, el Barcelona de Luis Enrique se ha expuesto en fases de la temporada a un intercambio de golpes, consciente del talento de sus delanteros. En ocasiones, el Barcelona parece perder la pausa de sus interiores, en busca del acelerón de su tridente. Y el acierto de Mascherano en esta variante de juego es vital, para facilitar el repliegue y la recuperación que inicie la transición rápida. No obstante, Masche parece partidario de un fútbol de mayor control, sobre todo porque la posesión es, además de un instrumento ofensivo, una fórmula de protección. Tras vencer en la eliminatoria copera ante el Atlético de Madrid, en una victoria que se orquestó a través de las transiciones rápidas, Mascherano valoró los riesgos de un fútbol más directo: “Entramos en ese ida y vuelta al que te puede llevar el Atleti. Hoy salió cara pero en algún momento también puede salir cruz”. La advertencia puede ajustarse al partido del próximo domingo, ante el Real Madrid, un equipo feroz en el juego de transición.

Mascherano afronta el Clásico ante el Madrid con la misma seriedad con la que vive. El argentino es un ejemplo de sacrificio y compromiso, que parece trasladar su lectura del juego a los micrófonos, en los que se explica con corrección y con argumentos sólidos. Ante las dudas que genera el estado físico de Busquets, Mascherano gana opciones para jugar en la media. Sus palabras, a dos días del clásico, dicen mucho de él, de su sentido del juego y de su compañerismo: “Ojalá llegue Busi aunque yo tenga que verlo desde el banco. Lo que le conviene al equipo es que juegue Sergio, porque es el mejor en esa posición”.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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Foto 1: sport.es. Foto 2: futbolparatodos.com.ar

NOCHE DE CHAMPIONS EN EL CAMP NOU

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El Barcelona recibe al Manchester City en la vuelta de los octavos de final. A su favor juegan el resultado de la ida (1-2), el buen momento de los blaugranas y la grada del Camp Nou, que ha recuperado la ilusión en el momento crucial de la temporada. El Barcelona inicia su semana clave con un partido trampa. Pese a la proximidad del Clásico, el Barcelona debe mantener la concentración frente al club inglés, que llega herido en su orgullo y mantiene alguna opción en la eliminatoria. Luis Enrique insiste en que su plantilla no va a descuidar su partido ante el Manchester City, un rival que es capaz de fabricar un gol en un acelerón de Agüero o una sutileza de Silva.

El Barcelona no olvida la eliminatoria de la pasada campaña ante el conjunto de Pellegrini. El Barça dominó la posesión y supo hacer daño al rival. Pero el City resistió en los peores momentos y en la segunda parte llegó a enmudecer al Camp Nou. Hasta que llegó la sentencia de Messi (mediada la segunda parte), Valdés había tenido que intervenir de urgencia en dos disparos de Nasri y Kolarov. Kompany hizo el gol del honor y Dani Alves firmó el segundo tanto del Barcelona. En su celebración reprochó a la grada del Camp Nou sus murmullos durante todo el encuentro, una prueba más de que no fue un partido cómodo para los blaugranas. Y el recuerdo de aquel partido alimenta la prudencia del Barcelona, por mucho que el City tenga ahora peor aspecto.

El Manchester City viene de perder parte de sus opciones en la Premier tras la derrota ante el Burnley y se juega la temporada a una carta en el Camp Nou. Mansur bin Zayed al Nahyan es el líder del grupo inversor Abu Dhabi United Group for Development and Investment que se hizo con la propiedad del Manchester City en 2008. Khaldoon Al Mubarak es la parte visible de una sociedad afincada en los Emiratos Árabes y preside el club desde Manchester. Los jeques construyeron un equipo poderoso con el objetivo de consagrarse en Europa. Su músculo financiero ya le ha otorgado dos ligas, una League Cup, una Community Shield, una FA Cup y el trono en la ciudad de Manchester, que tradicionalmente estaba en poder del United. Pero no ha sido capaz de alcanzar triunfos en Europa, frente a presupuestos tan ambiciosos como el suyo. El Manchester City siempre ha caído lejos de las rondas decisivas de la Champions. Fue eliminado en fase de grupos cuando coincidió con el Real Madrid y el Bayern Múnich y perdió frente al Barcelona la temporada pasada. Esta temporada fue segundo en el «grupo de la muerte» y volvió a emparejarse con el Barça en la fase de eliminatorias, en un momento en el que el equipo parece haberse estancado.

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En una de las temporadas más pobres de los últimos tiempos, las dudas se ciernen sobre la figura de Pellegrini, que ha encontrado en el Barcelona y en la Champions sus mayores obstáculos. El técnico no vive sus mejores días en el banquillo del Etihad Stadium, y la eliminatoria frente al Barça puede ser decisiva para valorar el crédito que le queda a su proyecto. Al entrenador chileno le persigue la fama de que a sus equipos les falta carácter en Europa. Una fama que surgió con el penalti fallado por Riquelme en las semifinales de Champions ante el Arsenal, que volvió a aparecer en su etapa como entrenador del Real Madrid o Málaga y que ha aumentado en el banquillo del City. Y allá donde fuera a Pellegrini siempre le acechó la sombra del Barcelona, que le ha derrotado en 16 de sus 24 enfrentamientos. Fue cesado del banquillo del Real Madrid al no poder desbancar al Barça de Guardiola, sufrió en sus visitas al Camp Nou cuando dirigía al Málaga y el año pasado perdió la eliminatoria de octavos ante el Barça del Tata Martino.

Con la liga muy a favor del Chelsea de Mourinho y sin muchas posibilidades en el resto de los títulos, el Manchester City apura sus opciones de la temporada en un gran escenario. El Barcelona parece haber recobrado la armonía y disfruta con la sonrisa de Messi, que vive uno de esos momentos de inspiración que se reservan a los genios. Posee plena libertad para inventar y lidera el juego del Barcelona en todos sus registros. El año pasado decidió el encuentro cuando había síntomas de preocupación en la afición blaugrana. En la ida del Etihad, esta temporada, Messi dirigió al Barça en un gran partido, pero falló en la sentencia desde los once metros. Pellegrini agradece la oportunidad que le concedió el error del argentino y planea el asalto del Camp Nou. El regreso de Touré, el poderío de Kompany, el talento de Silva y el gatillo de Agüero son las armas con las que cuenta el técnico chileno.

Una vez más, la Champions, Messi y el Camp Nou medirán la suerte de Pellegrini y del Manchester City.

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Jorge Rodríguez Gascón.

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[1] El Manchester City pretende imitar la organización de la cantera blaugrana en su club. Ha invertido en la formación de futbolistas y ha contratado a miembros de la antigua junta directiva del Barcelona: Ferrán Soriano y Txiki Berigistan.

LA LIGA DE LAS MIL CARAS

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La liga sigue admitiendo nuevos cambios en el guión y el Barcelona alcanzó el liderato tras aprovechar la derrota del Real Madrid en San Mamés. Venció a un Rayo Vallecano osado en la mañana del Camp Nou y disfrutó ante su público, en la mejor entrada de la temporada (6-1). El Barcelona no desperdicio la oportunidad que le brindó el Madrid, algo que sí ocurrió frente a la Real Sociedad y el Málaga. Con su victoria ante el equipo de Paco Jémez, el Barça es el equipo más goleador y el que menos tantos ha encajado de la Liga. Para redondear la mañana, Messi alcanzó con su hat-trick a Cristiano en la tabla de goleadores, en un combate que parece anticipar la lucha mediática por el Balón de Oro. El buen momento del tridente blaugrana se contrapone a la depresión que sufren los delanteros del Real Madrid. A la sintonía entre Messi y Neymar se ha sumado el despertar goleador de Luis Suárez y, por el contrario, los delanteros del Madrid marcan y rematan cada vez menos. Cristiano completó en San Mamés su cuarto encuentro de la temporada sin disparar a puerta (los mismos que había firmado en sus anteriores campañas con el conjunto blanco), Benzema se apagó ante el empuje de los vascos y Bale lleva ocho partidos consecutivos sin marcar.

El Atlético y el Valencia empataron en el Calderón (1-1), en un partido que se movió por un terreno en el que ambos equipos se sienten cómodos: el de la batalla y la disputa. Los equipos que dirigen Simeone y Nuno aceptan el juego físico con una sonrisa y se midieron en un intercambio de golpes que tuvo más fogosidad que brillo. Koke marcó en su regreso al equipo y Mustafi le dio el empate al Valencia en el segundo tiempo. El duelo entre las segundas espadas de la liga se resolvió con un empate en un partido intenso, más acorde al gusto de los entrenadores que de los aficionados. Destacó más la coraza de Otamendi o Godín que el fútbol de ataque de los valencianos y colchoneros.

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En un momento en el que parecen inalcanzables las ligas de 100 puntos (el Barcelona y el Madrid pierden más puntos a lo largo de la temporada que los equipos de Guardiola o Mourinho), cobran más importancia los teóricos candidatos a la tercera plaza, el Atlético o el Valencia, que están a 6 y 7 puntos de la segunda posición. El Atlético basa su juego ofensivo en el talento de Arda Turan, Koke y Griezmann, y ante el club valenciano prescindió de Mandzukic en beneficio de Torres. El Valencia agita los partidos desde el carril izquierdo, el hábitat natural de Gayá y Piatti, y al remate esperan Negredo y Alcácer. Las plantillas del Turia y del Manzanares aspiran en secreto a colarse en la lucha por el título y pueden ser, a su vez, los jueces que decidan el campeón. El Villarreal de Marcelino también gana crédito en la competición, con el aval de su buen juego y el olfato de Vietto, Gerard Moreno o Giovani Dos Santos. Su aspiración es alcanzar la zona Champions y progresar en la Europa League, tras la eliminación copera ante el Barcelona.

El trofeo se decidirá en los últimos partidos y al mismo tiempo estará en juego cada jornada. Nadie representa esta afirmación como el Barça de las mil caras, el nuevo líder de la Liga BBVA. El equipo de Luis Enrique es capaz de asombrar en Manchester, de aburrir en Granada o de caer con estrépito en Anoeta. El viento sopla ahora a su favor, pero las inercias se invierten con demasiada facilidad. Es lógico que nadie se atreva a pronosticar nada en una competición que puede cambiar cada fin de semana.

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Jorge Rodríguez Gascón.

EL BARCELONA SOLO CUMPLE

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El Barcelona llegaba a su estreno en Champions con el colchón de sus tres victorias en liga. Jugaba ante el Apoel, en teoría el rival con menor cartel en un grupo que protagonizan los culés y el Paris Saint Germain. Y el equipo de Luis Enrique presentó un once lleno de canteranos, realizando hasta nueve cambios respecto al partido ante el Athletic del pasado sábado.

Luis Enrique puso a jugar a futbolistas de la casa como Samper, Bartra o Sergi Roberto y recuperó a los tocados Ter Stegen, Adriano y Alves. Munir sigue participando y más allá de su olfato (ayer no tuvo muchas oportunidades) mantiene una gran intensidad en la presión, liberando al resto de los delanteros. Neymar jugó de inicio por primera vez en la temporada y su conexión con Messi fue la mayor de las atracciones del equipo, aunque le faltó la contundencia necesaria para marcar.

La inercia de un buen inicio no fue suficiente para abrir una defensa cerrada, tan poblada a la hora de cerrar espacios como eficaz en las ayudas. El Apoel defendió por acumulación pero con mucho acierto. El Barcelona se perdió en posesiones intrascendentes, generó un embudo alrededor de la frontal y sus llegadas solo vinieron de la mano de la sociedad Messi-Neymar. Los dos estiletes blaugranas fueron los únicos capaces de desestabilizar a un rival bien armado. Pese a ello, se buscaron en exceso, adornaron la jugada y no finalizaron bien en el remate. El portero del Apoel, Urko Pardo, formado en la cantera culé, fue uno de los más destacados del conjunto chipriota y lució en un gran escenario.

El equipo de Luis Enrique estuvo lento en la circulación y sin inspiración en el último pase. Le faltó profundidad por las bandas y sus mejores oportunidades llegaron a balón parado. En la primera, Messi disparó desde la frontal y Urko Pardo evitó el gol con una buena estirada. En la siguiente jugada, nuevamente Messi botó una falta con un efecto traicionero. El balón llegó a Piqué y el central batió de cabeza al portero (1-0, minuto 28). Lo que antes era una de las asignaturas pendientes del Barcelona, el juego a balón parado, se ha convertido en un arma más para los culés. La pizarra de Luis Enrique parece ofrecer más soluciones que la de sus predecesores.

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El cambio en los banquillos ha generado un clima de buenas sensaciones en la Ciudad Condal. El equipo cuenta todos sus partidos por victorias y aún no ha recibido un solo gol. Luis Enrique ha conseguido elevar el nivel competitivo de la plantilla gracias a la inversión en fichajes y a una cantera prácticamente inagotable. Además el técnico asturiano ha dotado al equipo de mayor mentalidad ganadora y solidez defensiva. Ha recuperado a Messi en el apartado físico y el 10 parece más implicado tanto en el juego como en la recuperación. A ello se suma su sociedad con Neymar y la irrupción de Munir. El técnico asturiano ha apostado por un estilo reconocible (prueba de ello es que algunos de los canteranos que jugaron el primer partido de Champions no tenían ficha del primer equipo) y parece hacer las alineaciones solo en función del estado físico de sus jugadores y de las posibilidades que ofrece el rival, sin atender a los nombres. Luis Enrique ha empezado a introducir una serie de variantes tácticas con el fin de evitar ser previsible ante rivales cerrados y ha impuesto sus principios en un vestuario con muchos pesos pesados.

Sin embargo, en la noche de ayer, se estrellaron ante un rival bien trabajado en lo táctico. El equipo catalán mostró algunos vicios del pasado: poca verticalidad en el juego, imprecisión en las combinaciones rápidas y falta de puntería en las ocasiones más claras. Renunció a las bandas y cayó en la trampa que había preparado el equipo de Giorgios Donis. Es posible que las mejores noticias del equipo llegaran, paradójicamente, sin el balón, con un Barcelona rápido en la presión y en la recuperación.

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El control del juego no se pudo traducir en mayores ocasiones y el conjunto catalán solo fue capaz de sorprender al rival subido a la mochila, llena de talento, de Messi o de Neymar. Al final, sin acierto a la hora de firmar la sentencia, el Barcelona vio como el Apoel se acercaba a la portería del inédito Ter Stegen. El portero alemán recuerda a Neuer en la suficiencia con la que se posiciona como libre de su equipo y supo estar preparado en el momento oportuno. Iniesta dejó buenos detalles cuando entró al campo y Sandro sustituyó a un tímido Munir. Neymar y Messi tuvieron el segundo en dos pinceladas y, tras fallar sendas oportunidades, el Barcelona acabó pidiendo la hora. Usó el balón como instrumento defensivo y no como medio para doblegar al rival.

Antes de que sonara el pitido final los chipriotas disfrutaron de un par de contragolpes en los que solo su inocencia les impidió plantarse ante Ter Stegen. Finalmente el portero alemán intervino atajando un lanzamiento de Manduca, el mayor peligro del Apoel

El Barcelona consiguió una victoria importante en un partido mucho más complicado de lo que se esperaba, con un gol de un Piqué cuestionado, que busca realzar el vuelo. El Apoel, por su parte, mostró que su cartel de cenicienta era más bien ficticio y puede ser capaz de pelear en el grupo. El equipo chipriota supo replegarse en su campo y anuló a un rival que debe aspirar a todo.

Al Barcelona de Luis Enrique le faltó continuidad en el juego y más registros ofensivos. La variación de piezas no dio lugar a mayores recursos en ataque y la apuesta de los canteranos generó más ilusión al principio del partido que satisfacción al final del mismo. El equipo ganó pero se fue con la sensación de haber perdido la ocasión de brindar una victoria más holgada a su afición. Solo la irrupción del prometedor Samper, una nueva versión del cuatro de la escuela blaugrana, despertó a la grada en una noche que prometía ser mucho más luminosa.

Por Jorge Rodríguez Gascón.

Foto 1: http://www.footballineup.com

Foto 2: http://www.footballineup.com

Foto 3: http://www.theguardian.com