«Me fui llorando y vengo con una sonrisa de oreja a oreja. Es uno de los días más felices de mi vida. Espero devolver en el campo todo el apoyo y la confianza que siempre me ha dado la afición sevillista, y que me han demostrado incluso cuando he venido con otros clubes. Con el equipo que tenemos todo es posible y como sevillista nada habría mejor que ganar títulos en mi casa. Vengo con más ilusión de la que tenía cuando me fui».
José Antonio Reyes (Utrera, Sevilla, 1983) pronunció este discurso cuando regresó al Sevilla, procedente del Atlético de Madrid. Su carrera deportiva ha tenido demasiados altibajos pero parece haber reencontrado la felicidad en el club de su vida. Sobre él siempre ha planeado la sospecha: su zurda le ha proporcionado grandes momentos y su poca seriedad le ha llevado, en ocasiones, a ser un futbolista inconstante, que ha ocupado con frecuencia el banquillo de sus equipos. Esta temporada se siente importante en el Sevilla, donde ha encontrado su lugar en la rotación de Emery, que administra los minutos de una plantilla amplía y con múltiples variantes.
Reyes, a pesar de ser un jugador irregular, es uno de los ídolos de la afición sevillista. No en vano es, con Sergio Ramos y Jesús Navas, uno de los grandes exponentes de la cantera hispalense en los últimos diez años. Reyes es el único de los tres que ha vuelto a jugar en el equipo en que se formó y la hinchada mantiene su admiración por el zurdo [1]. El Sánchez Pizjuán recuerda con nostalgia los días en que Reyes era la promesa del Sevilla, y quizá por ello le perdona en sus malas rachas. El utrerano era un chico de orígenes humildes, de etnía gitana, al que apodaron La Perla. Llegó al Sevilla a los 12 años y progresó con descaro en su cantera. Su talento llamó tanto la atención que Reyes ni siquiera pasó por el equipo juvenil en su etapa de formación. A los 16 años, debutó con el Sevilla en Primera división, en la temporada 1999-2000, cuando el equipo de su ciudad ya estaba sentenciado al descenso. En su regreso a Primera, un año más tarde, Reyes se convirtió en el futbolista más joven en marcar en la Liga [2].
En sus siguientes dos años firmó sus mejores momentos con la camiseta del Sevilla y despertó la ilusión del Pizjuán. Tras dos buenas campañas en Nervión, Arsene Wenger pagó 30 millones de euros y se lo llevó al Arsenal en 2004. Era el mejor momento de aquel equipo- llegó a conquistar una Premier League tras permanecer un año invicto- y del incuestionable rey de Highbury: Thierry Henry. Reyes se acopló al equipo, especialmente en su llegada a Londres, cuando firmó siete goles en sus primeras siete actuaciones. Pero pese a sus buenos minutos sobre el césped, Reyes nunca se integró en la vida social londinense y añoró pronto el sol del Mediterráneo. El utrerano consiguió una Premier League, una FA Cup y una Community Shield, pero aprovechó la oferta del Real Madrid para regresar a España.
En el Real Madrid nunca se consolidó como titular, pero protagonizó buenos momentos. Especialmente decisiva fue su participación en la Liga de 2007, que venció el equipo de Fabio Capello. Y el utrerano guarda un buen recuerdo de sus duelos frente al Mallorca de esa temporada. En las Islas Baleares, en el encuentro de la primera vuelta, el Madrid estaba en plena crisis institucional y de resultados. Una derrota suponía que el Barcelona de Rikjaard se alejara definitivamente en la carrera por el título y el Madrid estaba jugando un partido francamente malo. En la segunda mitad, Reyes creció en el encuentro y dispuso de una falta al borde del área. Su disparo, después de evitar la barrera, se coló en las redes del Mallorca y el Madrid no perdió la estela del Barcelona. El equipo de Capello le fue comiendo terreno al Barça de Ronaldinho y el calendario quiso que el Madrid dispusiera de la oportunidad de ser campeón en la última jornada, ante el Mallorca. El Barcelona había dejado escapar una amplia ventaja –fue la liga del gol de Tamudo en el Camp Nou- y prácticamente dio el título por perdido antes del partido en el Bernabéu. El Mallorca vendió cara su derrota y se adelantó en el marcador. Pero tras el descanso, José Antonio Reyes sustituyó a Beckham y al poco de entrar en el campo firmó el gol del empate. Diarra puso al Madrid por delante y en el minuto 82 Reyes orientó el balón en el balcón del área y ejecutó un disparo precioso e inapelable. El segundo gol de Reyes sentenció el partido y le dio al Real Madrid el título de liga, en la mejor noche del utrerano en el Bernabéu.
Pese a que fue decisivo en el título de liga, el Madrid prescindió del utrerano al acabar la temporada. Reyes, en un gesto hacia la directiva blanca, fichó por el rival de su ciudad: el Atlético de Madrid. Vivió dos etapas en el Atlético y convenció en la segunda, tras su cesión al Benfica. El Atlético ganó la Europa League a las órdenes de Quique Sánchez Flores y Reyes fue importante. Llegó a conquistar a una grada que fue dura con él por su pasado madridista [3], especialmente durante su primera e intrascendente etapa de rojiblanco. Pero como casi todo en la carrera de Reyes, su esplendor duró más bien poco. La siguiente temporada se peleó con su entrenador, Gregorio Manzano, y el técnico le envió a Sevilla, cumpliendo el deseo del jugador.
Regreso al Sevilla.
Su vuelta al Sevilla generó una gran ilusión en la afición. Durante los primeros meses al zurdo le costó adaptarse al nuevo Sevilla, un equipo que, en ausencia de Reyes, había abandonado los puestos de descenso para codearse con los grandes de España y se había encumbrado en la Europa League- o en su predecesora, la Uefa Cup-. Precisamente con esa competición el club andaluz y Reyes mantienen un bonito idilio. Como se mostró la pasada campaña, en la que el Sevilla consiguió el trofeo, tras derrotar al Benfica en la tanda de penaltis. Reyes no ocultó su felicidad tras el partido y logró, por fin, un título con el equipo de su ciudad, el objetivo con el que regresó.
Su integración en el equipo ha sido gradual y ha firmado grandes postales en su regreso. Como en el derbi ante el Betis de 2012, en el que Reyes firmó un partido impecable y marcó dos de los cinco goles que el Sevilla le endosó a su eterno rival. Esta temporada ha recuperado la confianza y juega su mejor fútbol en años, aunque alterna el banquillo con la titularidad. Ahora cae al costado derecho y desde ahí desborda, crea juego y nutre el instinto de los delanteros del Sevilla: Bacca, Gameiro y, ahora, Iborra. Reyes ha asumido el rol de capitán y, cuando dispone de minutos, muestra su calidad en cada finta y su comunión con una grada especial. Emery ha elogiado su implicación en alguna ocasión, pero se rumorea que no cuenta con él para el próximo año. Reyes mantiene el silencio y pretende convencer a su entrenador en el tramo final de la temporada, una vez que se ha recuperado de su última lesión muscular.
Reyes es de esos futbolistas a los su entrenador quiere estrangular y abrazar en la misma jugada. Posee una facilidad natural para el desborde, pero casi a la par que un regate o una asistencia, Reyes puede protagonizar actos de indisciplina o una pérdida de balón comprometida. Es un futbolista que nunca ha hecho nada por domesticar su juego, y ha tenido problemas casi en cada equipo en el que ha jugado. Especialmente ante entrenadores que pretenden sacrificar sus virtudes en beneficio del colectivo. El 10 del Sevilla disfruta del fútbol casi por instinto, con la alegría y la inconsciencia de la infancia (a pesar de que ya es un veterano de 31 años). Su nivel físico ha bajado y sufre más lesiones musculares a lo largo de la temporada, que condicionan su regularidad. Ya no aguanta el ritmo de los partidos y se pierde en las segundas partes. Pero de vez en cuando enciende el Sánchez Pizjuán con un bonito regate, una asistencia de gol o una jugada personal.
El pasado martes, Emery le dio la oportunidad a Reyes en el ciudad de Levante. El de Utrera firmó un gran partido, en el que asistió a Gameiro en el primer gol y marcó el segundo, su único gol de la temporada en liga (ha marcado otro en Copa). Su sonrisa al acabar el encuentro refleja la alegría de un equipo que ha reconstruido su plantilla y afronta el futuro con ilusión. El Sevilla sigue en plena pelea por entrar en Champions y mantiene sus opciones en la Europa League, la competición que le ha situado en la élite del fútbol.
El Sevilla afronta un duelo decisivo para medir sus aspiraciones, ante el Barcelona de Luis Enrique. La gran asignatura pendiente del conjunto de Emery es derrotar a los rivales de mayor entidad de la liga, ante los que ha fallado en lo que va de temporada. Seguramente, Emery prescinda de Reyes o Denis Suárez para fomentar el juego sólido y más fiable de M´bia, Iborra o Krychowiak. El Sevilla apostará por un fútbol físico y de gran pegada para contrarrestar al Barcelona, que se juega sus opciones ligueras frente al cuarto clasificado. En el Sánchez Pizjuán, sin embargo, les gustaría que Emery le dé minutos a La Perla. La grada de Nervión siempre espera un fogonazo de Reyes, el guardián del talento en Sevilla.
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Jorge Rodríguez Gascón.
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[1] Una prueba de la sintonía entre Reyes y su afición es que la grada le ha perdonado una foto de su adolescencia, en la que aparece vestido con la camiseta del Betis. Y eso en Sevilla, es mucho perdonar…
[2] El título de jugador más joven que logró Reyes en 2000 lo alcanzaron otros futbolistas importantes. Messi, Bojan o Muniaín ostentaron un récord que actualmente está en poder de Fabrice, que lo batió con el Málaga en 2012, cuando tenía 16 años y 98 días. Otro de los grandes logros de la carrera de Reyes es que es el primer jugador español en ganar la Premier League.
[3] La afición rojiblanca no le perdonó en su presentación que hubiera fichado por el Real Madrid, especialmente porque meses antes había firmado un precontrato con el equipo colchonero.
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Foto 1: goal.com. Foto 2: marca.com. Foto 3: elperiodicoextremadura.com Foto 4: deportesevilla.tv