El fútbol está plagado de grandes descubrimientos. Las competiciones internacionales siempre han potenciado estas apariciones, quizá porque el tipo de torneo propone un camino más breve desde el anonimato a la fama. En esta Eurocopa ha habido dos grandes descubrimientos. El primero es Dimitri Payet, uno de los líderes del anfitrión. Su actuación es una gran noticia para el fútbol francés, pues antes del torneo no se le consideraba tan importante en el esquema de Deschamps. Su irrupción no estaba prevista, aunque exige una breve aclaración: Payet ya había demostrado todas sus cualidades en el West Ham; su disparo, su conocimiento del juego y sus recursos en el regate. La otra promesa anunciada era un mediocampista valiente y desordenado, por el que el Bayern Munich acababa de pagar al menos 35 millones: Renato Sanches.
Sanches presume de su juventud[1] y de su tanto ante Polonia. Juega con el descaro y la soberbia de los adolescentes, con el valor intuitivo del fútbol de barrio. El mediocampista se equivoca y se rehace, se ofrece y se despista. Asume responsabilidades impropias de un chico de 18 años y pide el balón a todo el mundo, sin distinguir entre João Mário o Cristiano Ronaldo. Se atreve a llegar al área y trabaja sin descanso, con el despliegue y la frescura de quien se sale de la norma. Ahí reside su gran virtud: Renato huye de los vicios del fútbol convencional. No ahorra en el esfuerzo y no piensa que el juego se basa en la sensatez. Parece impulsivo, caótico hasta cierto punto, y tiene la ambición de los que llegan para quedarse.
Ante Polonia logró el tanto que le convierte en el portugués más joven en marcar en un gran competición. El gol llegó como consecuencia de su imprudencia. ¿Quién iba a esperar que un debutante asumiera el liderazgo en la Portugal de Cristiano Ronaldo? Renato jugó sin miedo al error y llevó a su equipo a los penaltis. La tanda demostró también su personalidad. En un momento de máxima tensión, Sanches resolvió con absoluta frialdad. Su naturalidad ante los medios refleja la confianza en sus posibilidades: “El entrenador nos preguntó que quién quería lanzar. Ronaldo pidió el primero y yo quise el segundo. Estaba tranquilo, sabía lo que tenía que hacer”.
Antes del partido le había elogiado su compañero José Fonte: “Es el pequeñín, pero le sobran ganas». Su técnico, Fernando Santos, valoró tras la clasificación el protagonismo del joven futbolista: “Renato ha tirado del equipo en los dos últimos partidos. (…) Su potencial es enorme y demuestra sus cualidades dentro del campo, aunque debe ser más organizado. Es inmune a la presión, de lo contrario no estaría entre los 23 convocados”.
A Portugal le va bien que el juego de Sanches tenga un punto de rebeldía y desacato. Sería un error que siguiera todos los consejos de su técnico. Lo mejor de Renato es que, hasta el momento, nadie ha podido cambiarlo.
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Jorge Rodríguez Gascón.
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[1] El pasado lunes, el ex técnico Guy Rox aseguró que Renato Sanches tiene entre 23 o 24 años. Según su teoría, fue inscrito con cuatro o cinco años en el registro civil como si acabara de nacer. Se trata de un rumor que ha perseguido la carrera del jugador de Cabo Verde. Algunos diarios rescataron imágenes de su infancia, en sus primeros partidos con el Benfica para desmontar las declaraciones del técnico.